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Una de las diferencias más notorias de Japón con los países occidentales es el uso de la reverencia, llamada ojigi (お辞儀), para cualquier cosa. Si habéis visitado el país, sabréis a lo que me refiero.
Y es que desde que entramos en el avión, si a bordo hay algún tripulante japonés, veremos cómo nos hace una ligera reverencia. Luego, una vez allí, encontraremos que en los restaurantes los camareros nos hacen reverencias, los dependientes en las tiendas, hasta los revisores que encontramos en el tren hacen una reverencia cuando salen o entran en los coches.
Pero no todas las reverencias son iguales, ya que la inclinación varía según la ocasión y el estatus social, ni son iguales de un hombre a una mujer. Y no todas significan lo mismo, claro. De hecho, aunque lo más normal es que veamos su utilización como una forma de saludar, lo cierto es que la reverencia es una forma de respeto. Más aún, como ya contó Nora en su día, significa «entregar la cabeza» (atama wo sashidasu o 頭を差し出す, en japonés), por lo que el significado real es que estamos poniendo nuestra parte más débil en manos del contrario, en un acto de confianza y respeto por la otra persona.
Reverencias en Japón según el grado de inclinación
Así, una reverencia nos puede servir para saludar a un amigo, a un compañero de trabajo, para agradecer algo, para pedir disculpas o para solicitar algo difícil de conseguir. Y nosotros, si vamos a Japón aunque sea de visita, estaría bien que respondiéramos de la misma forma. Donde fueres haz lo que vieres, dice el dicho, ¿verdad?
Las diferencias en las reverencias entre sexos
Curiosamente, aunque el tipo de reverencia que haga un hombre o una mujer sea el mismo, cada uno lo hará de una forma ligeramente diferente. Así, el hombre se inclinará con los brazos pegados al cuerpo y las palmas de las manos mirando hacia dentro. La mujer, por el contrario, hará la inclinación cruzando las manos por delante.
Eso sí, siempre debemos mantener la espalda recta mientras hacemos la reverencia, ya seamos hombre o mujer y, generalmente, la vista un poco baja (salvo que estemos encontrándonos con amigos cercanos).
Inclinación de cabeza entre amigos cercanos
En Japón es normal ver a los amigos quedar en sitios tan típicos como Hachiko en Shibuya (Tokio) o el Big Man (una pantalla gigante de televisión) de la estación de Umeda en Osaka y siempre veremos que se saludan con una breve inclinación de cabeza, no con un apretón de manos o un abrazo, como puede ocurrir en España u otros países occidentales.
En este caso, la reverencia no es muy formal que digamos, ya que no es más que una ligera inclinación de la cabeza de unos 5 grados. Y por lo que he podido ver estando allí, en muchas ocasiones es tan informal que la persona que hace la inclinación de cabeza ni siquiera se para para hacer la reverencia, sino que cuando se está acercando al grupo, sin dejar de caminar, inclina la cabeza.
El siguiente tipo de reverencia se llama eshaku (会釈) y sirve para saludos entre personas del mismo rango o estatus social, y que ya se conocen. En este caso, la cabeza se inclina unos 15 grados.
La diferencia con la inclinación de cabeza del saludo anterior es que en en el caso del eshaku no tenemos tantísima confianza como para hacer una reverencia tan ligera.
Keirei, la reverencia más estándar
En el mundo de los negocios, o en general, cuando nos encontramos con alguien desconocido, lo normal es el keirei (敬礼), que se puede traducir por saludo, que es una reverencia ya con un importante toque de formalidad.
En esta caso la inclinación es de 30 grados, y sólo haremos este tipo de reverencia a nuestro jefe o a gente de un estatus social superior al nuestro, o a gente que no conocemos de nada. ¡Así que ojo con hacer reverencias con mucha inclinación con familiares o amigos, que las estaremos haciendo mal!
A veces nos encontraremos ante ocasiones muy formales o ceremoniales, como por ejemplo si nos encontrásemos con el emperador. Ahí es donde entra este tipo de reverencia, saikeirei (最敬礼), que es de 45 grados. También la usaremos para agradecer algo o, lo más normal, para pedir perdón por un error que hayamos cometido.
¿Recordáis las ruedas de prensa de los responsables de bancos quebrados en Japón en tiempos de la burbuja? ¿Recordáis a los responsables de Tepco en la rueda de prensa tras la explosión de los reactores de la central nuclear de Fukushima? Pues en todos esos casos estábamos viendo una reverencia de tipo saikeirei, aunque de más grados de lo normal.
Un ejemplo de este tipo de reverencia para pedir disculpas lo encontramos en la comparecencia del grupo idol SMAP a principios de enero de 2016. ¿Cómo se llegó a esto? Unos días antes había surgido el rumor de que el grupo se iba a separar porque 4 de sus 5 integrantes iban a abandonar la compañía a la que pertenecían.
SMAP pidiendo disculpas con una reverencia. Imagen de 2ch.
Al ser uno de los grupos de idols más longevos y populares en Japón, esta noticia acaparó titulares por doquier, y hasta motivó que el primer ministro comentara el tema.
Y para acallar los rumores, el grupo compareció en televisión explicando que no se separaban y, sobre todo, pidiendo disculpas a los fans por todos los rumores. Como podéis ver en la imagen, acabaron su comparecencia con una reverencia de prácticamente 90 grados, para mostrar un arrepentimiento total.
Dogeza o reverencia de rodillas, la más extrema
Hay ocasiones en las que la situación es tan peliaguda, en la que hemos metido tanto la pata, que ni siquiera una reverencia de 45 o más grados es suficiente. En ese caso se hace la reverencia de rodillas o dogeza (土下座), que implica sentarse en el suelo e inclinarnos hasta que nuestra frente toque también el suelo.
Dogeza o la reverencia extrema. Fotograma del dorama Ouran High School Host Club
Si veis televisión japonesa lo habréis visto en algunos doramas, pero en la vida real es complicado de ver, porque es muy exagerada. Tradicionalmente era la más formal y no se usaba sólo para pedir disculpas, pero en la actualidad se considera una forma de auto-humillación, y por eso la veremos en casos muy concretos en los que la persona haya cometido un error muy grande, o en las que se quiera pedir algo muy difícil de conseguir.
Pidiendo disculpas
Como os he contado, las reverencias se utilizan o bien para saludar, o para dar las gracias o bien para pedir disculpas. Pero si estamos ante una disculpa, la duración de la reverencia es un poco más larga de lo normal. E incluso la inclinación utilizada puede ir más allá de los 45 grados. Otra cosa es que la espalda aguante mucho tiempo inclinada a tantos grados, pero bueno, si la ofensa es muy grave, es lo que toca.
El presidente de TEPCO se arrodilla para pedir disculpas tras los problemas de la central de Fukushima
De hecho, cuando se está pidiendo disculpas, la cantidad de veces que hacemos una reverencia, la duración de la misma y su inclinación indicarán a las personas que nos escuchan la veracidad del arrepentimiento que sentimos. Cuanto más veces nos inclinemos, más tiempo y más grados, más sincera será la disculpa.
Lo cual no deja de sorprenderme, porque muchas veces he pensado que en Japón se puede hacer cualquier cosa mal, que con hacer una buena reverencia luego está todo arreglado. Está claro que para ellos, que lo tienen muy arraigado, hacer cierto tipo de reverencias supone un golpe a su autoestima. Pero es curioso que si tu banco, bajo tu gestión, ha perdido miles de millones de yenes que no son suyos, y está en quiebra, con una reverencia de éstas baste, en lugar de asumir responsabilidades y no haber hecho las cosas mal en un primer lugar.
Reverencias al teléfono
Una de las cosas típicas que te suelen decir cuando eres extranjero y estás viviendo en Japón es la de que llevas demasiado tiempo allí cuando te llaman por teléfono y te encuentras que estás haciendo reverencias, sin que haya nadie realmente a tu lado.
Para un japonés es lo más normal, pero si estás de visita y lo ves, o si te encuentras haciéndolo tras un tiempo viviendo allí, te pone una sonrisa en la boca.
Los profesores, el emperador y las reverencias
Existe una popular frase que circula como la pólvora en Internet y que dice que los profesores son los únicos que no tiene que hacer una reverencia ante el emperador, porque sin ellos no habría emperador. Y aunque es una historia muy bonita, lamentablemente no es cierta. No es más que una de tantas leyendas urbanas.
¿Y por qué no es cierto? Simplemente porque hacer una reverencia no es una obligación ni un acto de protocolo. No lo es para los profesores igual que no lo es para ninguna otra persona. Pero es un acto tan firmemente arraigado en el comportamiento de los japoneses que, salvo que algún profesor quiera expresar algún tipo de malestar hacia la monarquía, también hará la reverencia, del tipo saikeirei, porque estamos ante alguien de gran estatus.
Atrás han quedado los tiempos del Edicto Imperial de Educación, promulgado en 1891, cuando había una copia del edicto con el sello del emperador en cada aula y los profesores y alumnos tenían que girarse hacia esta copia y hacerle una reverencia. Pero como digo, en la actualidad es algo tan arraigado que ningún japonés dejaría de hacer estas reverencias.
Ni los propios japoneses se aclaran con los nombres…
Si os fijáis en la siguiente imagen, aunque parece similar a la que hemos puesto al principio, aquí la reverencia de 30 grados no aparece con el nombre de keirei que hemos mencionado antes. En su lugar, la vemos con el nombre de futsūrei escrita en kanji (普通礼), que vendría a ser la reverencia «normal» o «estándar» (que es lo que significa la palabra futsū). En este caso, el nombre de keirei se reserva, como se puede ver por los kanji (敬礼), para la reverencia de 45 grados.
Reverencias según la inclinación de la espalda
Hay otras ocasiones en las que la reverencia de 45 grados recibe el nombre de teineirei (丁寧礼), en lugar de keirei. Y en estos casos que os comento, la que hemos llamado saikeirei, pasaría a referirse a la reverencia de 90 grados.
En este caso, y ya que hay imágenes en japonés para todos los gustos, nos hemos quedado con la categorización de eshaku–keirei–saikeirei como aparece en el libro Case Studies in Crisis Communication: International Perspectives and Hits and Misses, editado en 2012 por Routledge con Amiso M. George y Cornelius B. Pratt como editores.
Luis es ingeniero de telecomunicación y máster en Estudios de China y Japón: Mundo Contemporáneo. Ha trabajado en grandes empresas como Vodafone y Google (en Londres), y también en agencias de comunicación. Puedes encontrarle en el blog Profundidad de Campo.