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Los shichifukujin (七福神) son los siete dioses de la suerte o la buena fortuna japoneses. Algo que, si sabemos japonés, verás claramente, ya que shichi significa «siete», fuku es «suerte» y jin es «dios». Y son uno de los engimono o amuletos japoneses más populares del país nipón.
Los shichifukujin son una ecléctica mezcla de deidades de diferentes orígenes que han ido cambiando a lo largo de los siglos hasta que sus integrantes se fijaron en el siglo XVII.
De todos ellos, el dios Ebisu es la única deidad japonesa y proviene de la tradición sintoísta, mientras que Daikokuten, Bishamonten y Benzaiten son tres deva del panteón hindú de la India y Hotei, Jurōjin y Fukurokuju provienen de las tradiciones budistas y taoístas de China.
Es decir, que estos siete dioses de la fortuna muestran el tremendo sincretismo religioso de Japón de una forma clara.
El siete es un número que a menudo se asocia a la buena suerte —y no sólo en Japón— y de hecho es un número que podemos encontrar en multitud de celebraciones y tradiciones japonesas: el festival de las estrellas o Tanabata se celebra el séptimo día del séptimo mes; el nacimiento de un hijo se celebra en el séptimo día; el duelo dura siete días y se realiza una ceremonia de recuerdo a las siete semanas; el budismo japonés cree en las siete reencarnaciones; en la filosofía samurái o bushidō había siete principios básicos, etc.
Así, cada uno de los siete dioses simboliza las siete virtudes del ser humano: la longevidad, la oportunidad, la popularidad, la franqueza, la magnanimidad, la dignidad y la bondad.
Todos ellos tienen sus seguidores, dependiendo de la profesión de cada uno, aunque en general todos ofrecen buena suerte en los negocios y a los comercios.
Una de las imágenes más populares de los siete dioses de la buena suerte es en la que aparecen a bordo de su barco de los tesoros o takarabune (宝船). En la vela del barco normalmente podemos ver escrito el carácter chino baku (獏) en referencia a un animal imaginario chino que, según la tradición, evita las pesadillas y por lo tanto, la mala suerte. Además, el barco suele ir acompañado por aire y mar de grullas y tortugas, símbolos japoneses de la buena suerte y la longevidad.
Otros detalles típicos de los siete dioses de la buena fortuna son:
El sombrero de invisibilidad o kakuregasa (隠れ笠) y la capa de invisibilidad o kakuremino (隠れ蓑), que permiten realizar buenas acciones sin ser vistos (y luego alguien dirá que Harry Potter inventó algo ^^).
La túnica de plumas o hagoromo (羽衣) que permite volar y que suele acompañar a la diosa Benzaiten.
El mazo de la buena fortuna o uchide no kozuchi (打出の小槌) que otorga dinero y que suele acompañar al dios Daikokuten.
La bolsa de la fortuna o nunobukuro (布袋) con un montón de tesoros así como comida y bebida y que suele acompañar al dios Hotei.
El monedero kanabukuro (金袋), una bolsa llena de riqueza, prosperidad y fortuna.
La llave o kagi (鍵) del tesoro, que suele acompañar al dios Bishamonten.
Los brocados u orimono (織物) que en el pasado eran considerados artículos de gran valor y se usaban en muchos rituales.
Los pergaminos de sabiduría y longevidad o makimono (巻物) que suelen acompañar a los dioses Jurōjin y Fukurokuju.
Los siete dioses de la buena fortuna o Shichifukujin
Los dioses japoneses de la suerte uno a uno
El dios Ebisu
Ebisu (恵比寿), único dios japonés de todos los que componen los siete dioses es el dios de la fortuna, la riqueza y los negocios. Normalmente viste un gorro de pescador y lleva consigo una caña de pescar en la mano derecha y un gran pescado en la mano izquierda, que suele ser un besugo, una carpa, un bacalao o una lubina, símbolos de abundancia en la comida y por lo tanto, de la riqueza.
Es el patrón de los pescadores, los agricultores y los comerciantes y, en consecuencia, uno de los siete dioses más populares, además de por su origen autóctono.
La diosa Benzaiten
Benzaiten (弁財天), también conocida como Benten o Benten-sama, es la única diosa de los siete que componen este grupo. Benzaiten es la diosa del conocimiento, la música, la literatura y las artes, en general. Benten, de gran belleza, es tradicionalmente representada con un instrumento de cuerda llamado biwa y a veces aparece en compañía de una serpiente blanca, símbolo de la buena suerte para los japoneses.
Es la patrona de los artistas, las geishas, los escritores, los bailarines, los pintores, los escultores, etc.
El dios Daikokuten
Daikokuten (大黒天), siempre sonriente y de piernas cortas, es el dios de la prosperidad y el comercio, razón por la cual aparece en muchas ocasiones junto al dios Ebisu, además de por ser su padre. Suele representarse vestido con ropas de cazador, con un saco repleto de objetos de valor en una mano y un mazo de la suerte con el típico diseño japonés en tomoe (tres gotas en un círculo, como persiguiéndose entre sí) en la otra.
Es el patrón de los cocineros, los granjeros y los hombres de negocios, banqueros y financieros en general.
Estatua del dios Ebisu a la salida de la estación de Ebisu (línea JR Yamanote en Tokio)
El dios Fukurokuju
Fukurokuju (福禄寿) es el dios chino de la sabiduría y la longevidad. Es fácilmente reconocible por su gran cabeza, que ocupa casi la mitad de su cuerpo y por ir a menudo acompañado de una tortuga, una grulla o un ciervo, símbolos japoneses de la longevidad. Suele representarse vestido con trajes tradicionales chinos y con un bastón en una mano del que cuelga un pergamino en el que hay escritas las enseñanzas y la sabiduría del mundo. Además, suele llevar un abanico de ceremonia.
Se dice que le gusta jugar al ajedrez y por ello es el patrón de los jugadores de ajedrez.
El dios Hotei
Hotei (補訂), también conocido como el Buda sonriente, es un dios calvo, regordete y muy sonriente que, como no podía ser de otra manera, es el dios de la felicidad y de la satisfacción en los negocios, razón por la cual a menudo podemos encontrarle en la entrada de muchos comercios. Además, es el dios de la alegría, la abundancia y la buena salud y guardián de los niños.
Hotei siempre lleva consigo una gran bolsa que contiene un buen número de artículos necesarios para el día a día y para dar a los pobres. La tradición dice que acariciar su barriga –símbolo de generosidad– trae buena suerte.
El dios Bishamonten
Bishamonten (毘沙門天) es el dios protector de la bondad y la fe y a menudo se le identifica como un símbolo de autoridad y de dignidad. Vestido con armadura y casco, en una mano lleva una pagoda o ‘torre del tesoro’ que simboliza la prosperidad y en la otra una espada que defiende la fe y le convierte en el perfecto guardián contra la maldad.
Es el dios de la guerra y patrón de los luchadores, por lo que trae suerte en la batalla y en la defensa, además de ser el dios de la dignidad y de la buena fortuna, la riqueza, la felicidad, la bondad y la fe.
El dios Jurōjin
Jurōjin (寿老人) es el dios taoísta de la prosperidad y la longevidad y el más anciano de los siete dioses de la buena fortuna, como muestra su larga y blanca barba. Vestido con ropas chinas, siempre lleva consigo un pergamino, que contiene un largo estudio del mundo y el secreto de la longevidad además de un bastón que, según la leyenda, contiene toda la sabiduría del mundo. A menudo suele representarse acompañado de un ciervo, una tortuga o una grulla, símbolos japoneses de la longevidad.
Por su sabiduría y longevidad es el dios de los profesores, los científicos, los matemáticos y los maestros.
Los siete dioses de la fortuna cobran especial importancia en Nochevieja, cuando la tradición dice que llegan a bordo de su barco del tesoro o takarabune (宝船) para compartir con todos su felicidad, riqueza y buena fortuna para el año que entra. Es por ello que la tradición dicta que los niños escondan un dibujo de los siete dioses bajo su almohada para tener felicidad y prosperidad en el Año Nuevo.
Otra de las tradiciones relacionadas con los siete dioses que también forma parte de las celebraciones del Año Nuevo es el shichifukujin meguri (七福神巡り), la peregrinación por diferentes templos o santuarios dedicados a los siete para conseguir buena fortuna y prosperidad en el año que entra.
Estas peregrinaciones, muy populares desde el periodo de Edo, se pueden hacer en cualquier momento del año pero cobran especial importancia durante los primeros días del año, momento en el que los japoneses acuden en masa a templos y santuarios para comenzar el año con buen pie.
Peregrinación de los siete dioses de la fortuna en Ningyocho
Como en cualquier peregrinación, es tradición ir recopilando los sellos de cada templo o santuario en una hoja específica llamada kinen shikishi (記念色紙). Nosotros estuvimos haciendo parte de la peregrinación hace unos años en Tokio… ¡muy interesante!
Finalmente, otra tradición relacionada con los siete dioses consiste en frotar o acariciar la cabeza y los hombros de las estatuas del dios Daikoku (el dios de la riqueza y la prosperidad) o la barriga del dios Hotei que hay en los templos japoneses; hacerlo asegurará riqueza y prosperidad laboral.
Asimismo, a principios de año, varios templos japoneses dedicados al dios Ebisu celebran el festival Ebisu Matsuri al que acuden en masa miles de japoneses para comprar los típicos adornos de bambú fuku-zasa repletos de amuletos que se cree que otorgan prosperidad, éxito y riqueza en los negocios.
Locura con la venta de amuletos en el Ebisu Matsuri de Osaka (Imágenes: Laura Tomàs)
Los Ebisu Matsuri son un espectáculo impresionante para el turista y nos ayudan a comprender hasta qué punto a los japoneses les fascina todo lo que tenga que ver con amuletos, prosperidad y comercio.
Actualmente puedes encontrar multitud de artículos con la imagen de los siete dioses de la fortuna, desde pequeñas figuritas, straps para el móvil u omamori hasta cosas más horteras o hasta rocambolescas como… ¡papel higiénico!
Amuletos en el Ebisu Matsuri de Osaka
Así que ya sabes, en tu próxima visita a Japón, ¡busca los siete dioses de la fortuna! No sólo son un buen amuleto sino también un regalo ideal.
Entrada publicada originalmente el 12 de marzo de 2015. Última actualización 12 de abril de 2021
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Licenciada en Traducción e Interpretación con inglés y japonés (UAB) con estudios especializados en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto (KUFS) y Máster en Estudios de Asia Oriental (UOC). En la actualidad es cofundadora y directora de Japonismo, medio especializado en Japón líder en español donde escribe artículos sobre Japón y copresenta los pódcasts "Japón a Fondo" y "Japonesamente" centrados en cultura japonesa y viajes a Japón. Además, ha publicado dos libros "Japonismo. Un delicioso viaje gastronómico por Japón" y "Japón en imágenes" (Anaya Touring). Laura imparte clases de literatura japonesa, turismo, gastronomía japonesa, business en Japón y arte japonés en el Curso de Especialización en Estudios Japoneses (CEEJ) y ha impartido varios cursos en distintas organizaciones como el curso "Japón y las cuatro estaciones" en Casa Asia, la masterclass sobre "Protocolo japonés" en la Universitat Ramon Llull (Blanquerna) o el curso de digitalización de competencias para el grado de Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Málaga.