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El sumo (相撲) es un deporte de lucha en el que dos luchadores o rikishi se enfrentan por la victoria. Además, el sumo es el deporte nacional de Japón, aunque no sea el deporte más popular entre los japoneses —honor que corresponde al béisbol—.
Este deporte tiene una gran tradición histórica e incluso mantiene aspectos sintoístas. Algo que puedes ver si asistes a algún torneo y ves el tejado sobre el ring o dohyo, la purificación a la entrada, la vestimenta del árbitro y mucho más.
A veces los combates de sumo acaban con el perdedor encima del público de las primeras filas
Por supuesto, el sumo era diferente en sus orígenes y fue tras la Restauración Meiji cuando se vio que podía convertirse en un deporte nacional. Un deporte que se inspirase en tradiciones antiguas japonesas para que la población se sintiera unida.
En realidad, a pesar de su aparente complejidad, las reglas del sumo son sencillas. Pese a sus rituales, el sumo implica el combate entre dos luchadores que buscan sacar al oponente del ring o dohyo o tirarlo al suelo, para obtener la victoria.
Estos luchadores van ataviados únicamente con un mawashi o cinturón que cubre la entrepierna. Si un luchador lo pierde, pierde el combate automáticamente.
Sumo en el podcast
Si te gustan los podcast, hemos hecho dos episodios sobre el sumo. Más que nada porque nos dimos cuenta, grabando el primero, ¡de que nos estaba quedando demasiado largo!
Evidentemente, pese a sus reglas sencillas, existen muchas técnicas de combate o kimarite. Y si un luchador emplea técnicas prohibidas, como golpear en los ojos o tirar del pelo, entre otras, también perderá el combate.
A continuación hablaremos de los orígenes históricos del sumo, para luego darte muchísima más información sobre este deporte. Hablaremos de las categorías, de las heya donde viven los luchadores, de cómo es un día de competición en el sumo, etc. Y por si tienes más curiosidad, tienes al final una sección sobre revistas de sumo, en papel y online así como un completo glosario.
Comida con luchadores de sumo en Tokio
Aprende más sobre el mundo del sumo de la mano de dos exluchadores de sumo en esta experiencia en pleno barrio de Ryogoku. Come chanko nabe y tonkatsu en el famoso restaurante Yokozuna Tonkatsu Dosukoi Tanaka mientras ves a los luchadores luchar. Y, si te atreves, participa en el challenge: ¿serás capaz de ganar a un exluchador de sumo en el ring?
Grabado de 1899 que muestra dos luchadores de sumo
Las antiguas leyendas japonesas relatadas en el Kojiki ya hablan de un combate de sumo que tuvo lugar hará unos 2500 años.
Este combate enfrentó a los dioses Takemikazuchi y Takeminakata por la posesión de las islas japonesas y por obtener su supremacía.
La victoria del primero hizo que el archipiélago fuese cedido a sus hombres para que gobernaran el territorio. Y esta historia es la que se usa cuando se habla de la ascendencia divina de la casa imperial japonesa.
Pero como los japoneses no tuvieron documentos escritos hasta el siglo VIII es imposible saber, salvo por estas leyendas, cuándo se originó el sumo en Japón.
Por las pinturas de viejas murallas todo parece indicar que sus orígenes son muy antiguos. Y precisamente gracias a estas pinturas se puede aventurar que el sumo se realizaba en rituales agrícolas para pedir buenas cosechas. El sumo entonces tendía a ser violento, sin presas prohibidas, una verdadera lucha hasta el final.
En el Nihon Shoki (Crónicas de Japón), escrito en el año 720, se menciona que el primer combate entre mortales se realizó en el año 23 a.e.c. Y se cuenta que el emperador Suinin (29 a.e.c. – 70 d.e.c.) hizo una especial petición a Nomi no Sukune, un alfarero de Izumo, para que luchara contra Taima no Kehaya, un matón de la actual Nara.
Ambos lucharon durante unos instantes hasta que Sukune lanzó varios golpes sobre el estómago y el plexo solar de Kehaya, que quedó mortalmente herido. Desde entonces Sukune ha sido inmortalizado como «el padre del sumo».
Sin embargo, hay que esperar hasta el año 642 para encontrarnos con el primer combate de sumo históricamente autentificado. Entonces, la emperatriz Kogyoku (en el trono entre 642 y 645) hizo que sus guardias de palacio practicaran sumo para entretener a los enviados de la Corte de Paekche (Corea).
Asimismo, anotaciones posteriores mencionan cómo el sumo era practicado en las funciones de la corte imperial, incluyendo las ceremonias de coronación. La costumbre del tenranzumo (sumo en presencia imperial) se mantiene aún en el presente, aunque lógicamente de forma diferente. De hecho, si el emperador está presente, los rituales de entrada al dohyo o ring se realizan sin darle nunca la espalda.
Durante el reinado del emperador Shomu (en el trono entre 724 y 749), muchos luchadores fueron reclutados por todo el país. El motivo era la práctica de sumo en el jardín del Palacio Imperial en una festividad llamada sechie que se celebraba cada año en el séptimo día del séptimo mes lunar. Gracias al sechiezumo, el deporte pasó de ser un simple ritual agrario para convertirse en un ritual para rezar por la paz nacional y la prosperidad de la sociedad japonesa.
Al final del siglo VIII, el emperador Kanmu hizo del sechiezumo un acontecimiento anual en su corte, costumbre que se perpetuó hasta el periodo Heian (794-1185). Durante el reinado del emperador Saga, en el siglo IX, la práctica del sumo fue fomentada como un arte marcial. Fue entonces cuando se establecieron reglas claras y se refinaron las técnicas.
Después del establecimiento del primer shogunato en Kamakura desde 1185 hasta 1392, el sumo comenzó a ser practicado como un arte marcial más por las clases guerreras. Minamoto no Yoritomo, el más famoso shogun de la época, fue de hecho un gran aficionado a este deporte.
Oda Nobunaga, otro gran señor feudal de la época, también era muy aficionado al sumo. En febrero de 1578 reunió a cerca de 1500 luchadores de todo el país para realizar un torneo en su castillo. Hasta entonces no había límites definitivos en la arena en donde el sumo se practicaba. De hecho, el espacio era delimitado simplemente por la gente que miraba el combate o esperaba su turno para luchar, formando un círculo. Y se dice que, debido a la gran cantidad de luchas que se iban a realizar ese día, se pintaron unos límites circulares en el suelo para acelerar los combates.
Grabado de un antiguo combate de sumo
Hasta el inicio del periodo Edo (1603-1867), muchos daimyo o señores feudales empezaron a patrocinar a los luchadores más fuertes. Estos recibían una paga considerable y, además, el estatus de samurái. También llevaban puestos ceremoniosos delantales decorados con el nombre de su señor feudal.
Como este patronaje garantizaba una buena vida, muchos prometedores rikishi o luchadores rivalizaban con otros en el ring para conseguir que un daimyo se fijara en ellos. Las clasificaciones ponían el nombre del feudo al cual servían en vez de su lugar de nacimiento.
Y fue durante el periodo Edo cuando se inició el sistema de clasificaciones. Con el fin de la era Tokugawa, los luchadores comenzaron a construir sus propias viviendas colectivas en las ciudades, las actuales heya. Al tipo de sumo que se realizaba para conseguir fondos para su construcción se le empezó a llamar kanjinzumo. Esto venía a decir que los combates se realizaban para recolectar donaciones para la construcción o reparación de altares, templos, puentes y otras obras públicas.
Pero lo cierto es que parte del dinero también se usaba para pagar a los luchadores, muchos de los cuales eran ronin o samuráis sin ocupación tras las reformas de la era Meiji. A la hora de la verdad, el dinero recogido se usaba principalmente como salario para los luchadores.
La actual Asociación Japonesa de Sumo (constituida en 1927) es el resultante de la unión de las dos asociaciones más fuertes existentes en la época, la de Osaka (que ya anteriormente se había fusionado con la de Kioto) y la de Tokio. Esta asociación es la encargada de preservar las antiguas tradiciones y hacerlas continuar. Como ejemplo de ello tenemos el tejado suspendido sobre el dohyo con forma de un antiguo santuario sintoísta. O la vestimenta del árbitro, que simboliza al traje de caza de un guerrero japonés del pasado.
El yokozuna Asashoryu derrotando a Chiyotaikai (Imagen de Wikipedia)
La popularidad del sumo creció tanto que traspasó las fronteras japonesas. Así, muchos luchadores de Hawaii, Mongolia, Brasil, Argentina y de diferentes países del este de Europa han ido llegando de forma más o menos progresiva a Japón. Y esto, sin duda, ha hecho que el deporte haya ganado en interés.
En 1972 el hawaiano Takamiyama se convertía en el primer extranjero en conseguir alzar la Copa del Emperador, que es el trofeo al ganador de la máxima división en cada torneo. En 1987 Konishiki (también hawaiano) se convertía en el primer ozeki de la historia. Y en 1993 el también hawaiano Akebono alcanzaba el título de yokozuna, el grado más alto en el mundo del sumo. Fue, de hecho, el primer no japonés en conseguirlo en toda la larga historia de este deporte.
Desde entonces, otros seis extranjeros han conseguido llegar a lo más alto del sumo: Musashimaru (Hawaii), Asashoryu (Mongolia), Hakuho (Mongolia), Harumafuji (Mongolia), Kakuryu (Mongolia) y Terunofuji (Mongolia). En 2022 el único yokozuna en activo es Terunofuji, ascendido en julio de 2021, tras la retirada de Kakuryu en marzo de 2021 y la retirada de Hakuho en septiembre de 2021.
Las categorías del sumo
El sumo es uno de los deportes más igualitarios que existen. Los luchadores se enfrentan entre ellos sin distinción de altura ni peso ni edad. Así, sólo sus méritos deportivos son los que les hacen subir o bajar puestos en el banzuke, nombre que recibe la clasificación general de los luchadores. Verás, por cierto, que a los luchadores se les llama indistintamente rikishi, sumotori o sumosan. Sin embargo, el término más usado para referirse a un luchador es rikishi, por encima de los demás.
El luchador que gana más combates de los que pierde asciende puestos en la clasificación para el siguiente torneo. Y al contrario, el luchador que pierde más que gana pierde puestos. Y, por supuesto, cuantas más victorias se consigan mayor será la subida… pero lo mismo es válido si te derrotan en muchas ocasiones, claro. Todo esto puede ser algo complejo, pero esperamos que tras esta sección entiendas mejor las diferentes categorías del sumo profesional.
No hay un número fijo de luchadores en el sumo profesional, pero suele estar alrededor de los 700 luchadores. Estos se dividen en seis categorías, con un número fijo de integrantes en las cuatro primeras y variable en las dos inferiores. También hay otras tres categorías con luchadores que no están incluidos en el banzuke o clasificación general.
Un banzuke con los nombres de todos los luchadores en kanji
Los nuevos rikishi o luchadores
Desde que un luchador se une a una heya ha de pasar un mínimo de un torneo hasta que pueda ser incluido en la categoría de mae-zumo, de la que hablamos un poco más adelante.
En ese tiempo los nuevos luchadores han de prepararse para la competición. Esto se realiza en la escuela de sumo situada en el pabellón Ryogoku Kokugikan de Tokio, inaugurada en 1957. Y no sólo implica entrenamientos, sino también el estudio de cultura e historia del sumo, anatomía, caligrafía y shigin, una antigua forma de poesía cantada.
Para los luchadores extranjeros este tiempo de preparación es aún mayor, ya que han de pasar dos torneos antes de que puedan empezar a competir. La razón es que, aparte de las asignaturas antes mencionadas, han de recibir también clases de japonés y de cultura japonesa. Así, se pretende que su adaptación y compenetración con sus compañeros sea lo más rápida posible y se adapten a la vida japonesa cuanto antes.
De todas formas, la escuela de sumo dura unos seis meses, cuando hay sólo dos meses entre torneos. Esto significa que los luchadores más novatos han de seguir acudiendo a clase aunque estén ya compitiendo, mientras finalizan su periodo de aprendizaje.
Los requisitos mínimos para entrar en el mundo del sumo son 170 cm de altura y 75 kilos de peso. Si no consiguen superar estos requisitos a la primera, pueden volver a presentarse más adelante.
Banzuke-gai
En este grupo se incluye a todos los luchadores que ya han competido en alguna categoría pero que están fuera del banzuke. Esto puede ser por haber pasado demasiados torneos sin participar, quizás por lesión. O por algún otro motivo que haya hecho que el luchador se tome un tiempo fuera de la competición.
Estos luchadores suelen tener la intención de seguir compitiendo, así que no han entregado los papeles de retiro aún y por eso se les incluye en esta categoría.
Si un luchador cae hasta esta situación y quiere volver a progresar, será tratado igual que uno que se inicie en el sumo. Es decir, tendrá que pasar de nuevo por la categoría de mae-zumo independientemente de los años que haya estado compitiendo con anterioridad.
Mae-zumo
Esta categoría tampoco se encuentra dentro del banzuke. De hecho, se considera como una etapa que los nuevos luchadores tienen que pasar antes de que se les considere aptos para el sumo profesional u ozumo.
Los luchadores que han estado en situación de banzuke-gai también tienen que pasar por esta etapa cuando se reincorporan a la competición. En cada torneo, los luchadores de mae-zumo realizan una presentación oficial sobre el ring con un delantal que les suele prestar la heya a la que pertenecen.
En los días posteriores se enfrentan entre ellos en combates de preparación pero que son importantes. Y es que los resultados de estos combates cuentan a la hora de clasificarles en el banzuke del torneo siguiente.
Interior del coliseo del sumo, el pabellón Ryogoku Kokugikan de Tokio, con característico tejado sintoísta sobre el dohyo
Jonokuchi
Es la sexta categoría del banzuke y la más baja de todas. En esta categoría se inician todos los luchadores que comienzan su andadura por el mundo del sumo profesional.
No tiene un número fijo de luchadores, ya que depende mucho de la cantidad de nuevos rikishi que hayan estado en mae-zumo en el torneo anterior. Normalmente suele tener entre 50 y 80 luchadores.
Jonidan
Es la segunda categoría más baja y quinta en importancia. Para acceder a ella simplemente basta con conseguir un resultado positivo mínimo en Jonokuchi, la categoría anterior.
Aunque no cuenta con un número fijo de luchadores, es la división más amplia de todas las del sumo. Además, es la que más variación de integrantes puede sufrir entre torneos, pudiendo oscilar entre los 220 y los 270 luchadores. Por ello, a muchos luchadores les puede llevar bastante tiempo superar esta categoría.
Sandanme
Es la cuarta división del sumo, con un número fijo de 200 luchadores. Esta categoría ya es realmente dura y muchos luchadores se estrellan contra ella sin poder llegar más allá.
Aunque sigue siendo una categoría sin salario fijo, los luchadores que se encuentran en ella son ya muy fuertes. Muchos de ellos incluso tienen una larga experiencia en categorías superiores, por lo que los combates son realmente intensos.
Makushita
Es la tercera división del sumo y la puerta de acceso al sumo asalariado. Esta división es muy dura y la lucha entre los luchadores de la parte alta por alcanzar el rango de Jūryō es feroz.
Esta categoría consta de 120 luchadores, por lo que a un luchador le puede llevar varios años alcanzar la división siguiente. En esta categoría aún no son sekitori, un honor que corresponde sólo a los luchadores de las dos divisiones superiores. Y tampoco reciben un salario mensual fijo.
Sin embargo, un luchador de Makushita tiene prácticamente la misma fuerza que uno de categoría superior. La diferencia está, sobre todo, en que si estás en esta categoría aún tienes que realizar las tareas de la heya y servir a los sekitori.
Los campeones universitarios de sumo que deciden probar fortuna en el sumo profesional obtienen el privilegio de iniciar su carrera en la posición de Makushita 15. Hace años, sin embargo, empezaban en la parte baja de esta categoría. Así, algunos luchadores como los antiguos ozeki Kotomitsuki o Dejima apenas tuvieron que pasar unos meses como luchadores de rangos inferiores antes de alcanzar la categoría de Jūryō.
Eduardo con los brasileños Kaishin (izquierda) y Kaisei (derecha) (Foto: Eduardo de Paz)
Jūryō
Es la segunda categoría del sumo y la más pequeña en cuanto al número de sus integrantes, con sólo 28 luchadores. También es la primera en la que los luchadores reciben un salario fijo mensual de algo más de un millón de yenes (unos 7600 euros). Esta categoría también recibe el nombre de Jumaime.
Para los luchadores de sumo alcanzar esta categoría es como pasar del infierno al cielo. En esta categoría los luchadores ya son sekitori, y por tanto dejan de realizar tareas en la heya y pueden tener a un tsukebito (luchador de una categoría inferior) a su servicio. Son, además, los primeros en sentarse a comer y tienen habitación propia… incluso pueden tener su propio apartamento y casarse.
Todo esto hace que el incentivo para que los luchadores de Makushita lleguen hasta aquí sea enorme. Por ello, casi todos suelen decir que su mejor recuerdo en el mundo del sumo es el momento de alcanzar el rango de Jūryō.
A partir de esta categoría los luchadores disputan 15 combates por torneo (las categorías inferiores sólo disputan 7). También realizan la ceremonia del dohyō-iri portando un delantal o kesho mawashi. Y además se les permite llevar el oicho-mage para competir. También abandonan el mawashi negro distintivo de las categorías inferiores para empezar a llevarlos de diferentes colores, teniendo además otro de color blanco para los entrenamientos.
Makuuchi
El mongol Kakuryu cuando fue promovido a Ozeki (Foto: Martina Lunau)
Es la máxima categoría del mundo del sumo y está limitada a 42 luchadores. Es la única en la que los sekitori se dividen en diferentes rangos. El más amplio es el de maegashira, que está formada por todos los luchadores que no forman parte de alguno de los otros cuatro rangos o sanyaku: yokozuna, ozeki, sekiwake y komusubi.
En esta categoría los salarios ya son realmente importantes. Un yokozuna cobra alrededor de 3 millones de yenes al mes (unos 23 000 euros) mientras que un ozeki cobra alrededor de 2,5 millones. Por otro lado, un sekiwake o un komusubi cobran alrededor de 1,7 millones y un maegashira cobra más de 1,3 millones. Todo ello al mes, claro. A esto, además, hay que sumar los premios por torneos, combates, patrocinadores, etc.
Llegar hasta el grado de sekiwake puede ser relativamente sencillo. Un luchador simplemente tiene que ir cosechando más victorias que derrotas en los torneos en los que participe hasta alcanzar ese rango. De hecho, no tiene ninguna diferencia con el resto de las categorías del banzuke. Pero llegar a conseguir uno de los dos grados superiores necesita unos requerimientos especiales y la aprobación de la Asociación de Sumo.
Para ascender, un sekiwake tiene que estar consiguiendo dobles dígitos de forma consecutiva y además pelear por conseguir la victoria final en un torneo casi hasta el último día. Entonces es cuando la Asociación puede estudiar su ascenso al grado de ozeki, que deberá ser aprobado por los miembros de la junta directiva. Hay una norma no escrita, pero que se suele cumplir siempre, por la cual un sekiwake que ha conseguido al menos 33 victorias en los tres torneos anteriores es considerado para obtener este rango. Si además en uno de esos torneos consiguió el título, el ascenso es casi automático.
Uno de los beneficios del rango de ozeki es que el luchador no pierde su grado si en un torneo pierde más combates que gana o si se retira por lesión. En ese caso se dice que el ozeki es kadoban y simplemente tendrá que conseguir 8 victorias en el siguiente torneo para evitar la degradación.
Si aún así volviera a perder más que gana por segunda vez consecutiva, aún le queda el privilegio de poder recuperar su grado si en el siguiente torneo, ya como sekiwake, consigue un mínimo de 10 victorias. Si no lo consiguiera perdería todos sus privilegios y debería recuperar el grado de ozeki como si fuera la primera vez.
Los yokozuna, los luchadores más prestigiosos
Yokozuna es el grado más alto y de mayor categoría del mundo del sumo, aunque forma parte de la categoría Makuuchi mencionada antes. Y es lo bastante importante como para hablar de ella de forma específica.
En toda la historia del sumo solo han existido 73 yokozunas, aunque en la actualidad sólo hay uno en activo, Terunofuji, tras las retiradas de Hakuho —gran dominador del sumo en los últimos años— y Kakuryu en 2021. Conseguir este rango sólo está al alcance de un ozeki que consiga dos títulos consecutivos o un título y un subcampeonato.
Pero el ascenso no es automático, porque el luchador tiene que ser nominado por el comité de yokozuna o Yokozuna Shingikai que recomienda (o no) su ascenso a la Asociación de Sumo. La Asociación examina la propuesta y decide al respecto, aunque lo habitual es seguir la recomendación del comité.
Tanto en el caso de promociones a ozeki como a yokozuna, la asociación envía una delegación a la heya del luchador para comunicar la noticia. Noticia que, generalmente, se filtra antes tanto a los interesados como a la prensa para preparar el acto de aceptación del nuevo grado tanto del luchador como de su maestro u oyakata.
Como decíamos, yokozuna es el rango más alto del sanyaku o grupo de cuatro rangos más altos del sumo profesional. Esta palabra, sanyaku, curiosamente hace referencia a tres rangos, no a cuatro. Esto es así debido a que el grado de yokozuna no se consideró como tal hasta el siglo XIX. De hecho, hasta ese momento era un título honorífico que se daba a un ozeki que destacaba por encima de los demás.
Nuevas normas para ser yokozuna
En 1986 Futahaguro accedió al máximo grado del sumo sin haber conseguido ni un solo triunfo en la máxima división. Entre esto y algunos sucesos poco edificantes protagonizados por este luchador, la Asociación de Sumo impuso unas normas no escritas mucho más rígidas para la obtención del grado de yokozuna.
El primero que las sufrió fue el hawaiano Konishiki. Y es que al luchador hawaiano le fue negada la promoción, a pesar de conseguir dos triunfos en tres torneos con un resultado global de 38-7. Esta decisión con el tiempo resultó ser acertada, ya que el hawaiano no consiguió nunca rendir al mismo nivel.
Pero no fue el único que sufrió la rigidez de las nuevas normas japonesas. A Takanohana, uno de los mejores luchadores japoneses de todos los tiempos, se le negó la promoción a yokozuna en 1993. Y todo ello a pesar de que en cuatro torneos había conseguido un título y tres subcampeonatos (uno de ellos perdido en el desempate) con un fantástico registro de 50-10.
Takanohana tuvo que esperar hasta conseguir dos títulos de forma consecutiva a finales de 1994 para que por fin su esfuerzo fuera recompensado con el máximo grado del mundo del sumo.
Sin yokuzuna japoneses el sumo languidece
Este rígido sistema parecía seguir en vigor hasta que los luchadores extranjeros empezaron a copar los primeros puestos del banzuke o clasificación. El último luchador japonés en lograr un título había sido Tochiazuma en enero de 2006. Desde entonces y hasta enero de 2016 todos los triunfos fueron para luchadores extranjeros (mongoles, sobre todo, salvo la excepción del búlgaro Kotooshu y del estonio Baruto, ya retirados). Por suerte para los japoneses, en enero de 2016 el japonés Kotoshogiku ganaba el torneo, dando fin a la sequía de ganadores japoneses.
Imagen del periódico Hochi Shimbun de enero de 2006 con la victoria del ozeki Tochiazuma
Durante esta larga travesía en el desierto, además, la Asociación de Sumo tuvo que luchar contra una serie de escándalos que minaron la popularidad del sumo. Más adelante te hablamos de ello: Amaño de combates, apuestas ilegales, la muerte de un joven luchador por recibir malos tratos, etc. Todo esto hizo que el interés de los japoneses por su deporte nacional cayera hasta mínimos históricos. De hecho, se tuvieron que suspender en varias ocasiones los tradicionales torneos de exhibición por diferentes regiones japonesas. Y es que no se encontraban empresas dispuestas a cubrir los gastos de organización de dichos eventos.
Con la situación así y los rangos principales copados por extranjeros, la Asociación de Sumo intentó revertir la situación. Para ello, en el plano deportivo, comenzaron a promover a ciertos luchadores japoneses al grado de ozeki rebajando ligeramente los requisitos necesarios.
La trampa para conseguir un yokozuna japonés sale mal
El japonés Endo fue una de las grandes esperanzas locales en 2014 (Foto: Martina Lunau)
Sin embargo, los ozeki promovidos no mostraban tener la habilidad y destreza suficiente como para llegar más arriba. Además, esa relajación de requisitos hizo que otros luchadores extranjeros accedieran a ese segundo grado del sumo con más facilidad. Pero la cosa cambió cuando el japonés Kisenosato alcanzó un gran estado de forma a mediados de 2013. Entonces consiguió cuatro subcampeonatos de forma consecutiva con un registro global de 48-12.
Parecía que por fin había un luchador japonés en disposición de conseguir un título. Y la Asociación de Sumo estaba ansiosa de promover a un japonés al máximo grado del sumo para intentar atraer de vuelta a los aficionados a los estadios.
Para ello se comenzó a preparar el ascenso durante meses, comentando que si Kisenosato conseguía un título habría demostrado ser merecedor del ascenso. Incluso en noviembre de 2013 se llegó a afirmar que si perdía el campeonato en un desempate, ese registro contaría como si hubiera sido campeón. Era un claro intento de rebajar al mínimo los requisitos que se exigían hasta ese momento.
El problema de una trampa así es que puede que las cosas no salgan como se espera. Que fue justo lo que ocurrió, porque esas normas también podían servir para otros luchadores. Y ahí estuvo el mongol Kakuryu para aprovecharse de ellas.
En enero de 2014 Kisenosato realizó un mal torneo acabando 7-8, con lo que se evaporaron todas las expectativas que la Asociación había puesto en su promoción. Pero, por el contrario, Kakuryu finalizó con un fabuloso registro de 14-1. Y además perdió el título frente al yokozuna Hakuho en un desempate. Se acababa de cerrar la trampa y la propia asociación cayó en ella. No podían echarse atrás y tuvieron que mantener para el mongol Kakuryu los mismos criterios de promoción que tan magnánimamente la habían ofrecido al japonés Kisenosato.
El Haru Basho o torneo de Osaka de marzo de 2014 dictó sentencia. Y es que Kakuryu volvió a repetir el registro de 14-1 y además ganó el torneo. La situación fue tal que la propia prensa japonesa dio por hecho que Kakuryu iba a ascender en unos días tras el torneo. Atrapados sin salida, la Asociación de Sumo no tuvo más remedio que ascender a Kakuryu al máximo rango del mundo del sumo.
Los últimos yokozuna japoneses
En mayo de 1998 Masaru Hanada, conocido en el mundo del sumo como Wakanohana, ascendió al rango de yokozuna. Se unía así a su hermano Koji, que ostentaba ese rango desde 1994 con el nombre de Takanohana y del que ya hemos hablado. Los dos hermanos provenían de una familia muy enraizada con el mundo del sumo, ya que su tío había sido también yokozuna y su padre, ozeki. Además, eran la pareja más famosa del momento en Japón y rivalizaban sobre el círculo de lucha con los gigantes hawaianos Akebono y Musashimaru, también muy populares.
El deporte nacional japonés estaba viviendo entonces una época dorada. Los periódicos y noticiarios abrían con noticias referentes al sumo e incluso el béisbol, el deporte más popular de Japón, empezaba a temblar ante el repunte de sumo. Pero con la llegada del siglo XXI esos dorados años llegaron a su fin. Los grandes luchadores comenzaron a retirarse y nuevos valores, con menos tirón mediático, comenzaron a ocupar los puestos vacantes.
El problema es que entre esos nuevos luchadores no había ningún japonés que pudiera eclipsar el poderío que empezaban a mostrar los luchadores mongoles. En el siglo XXI hasta cuatro de este país llegaron a alcanzar el rango de yokozuna: Asashoryu, Harumafuji, Hakuho y Kakuryu. Los dos últimos aún están en activo, ya que Harumafuji se retiró en noviembre de 2017 por un escándalo tras una agresión.
Por el contrario Wakanohana se retiró en marzo de 2000 y su hermano Takanohana, tras pasar un calvario debido a una lesión de rodilla, acabó entregando sus papeles de retiro en enero de 2003.
Desde entonces los japoneses han soñado con ver a uno de los suyos de nuevo en lo más alto del banzuke. En todos estos años ha habido nombres que han sonado para ocupar ese rango, como los de los ozeki Tochiazuma, Musoyama y, sobre todo, el ozeki Kaio.
Eduardo con el Ozeki Kaio (Imagen: Eduardo de Paz)
Pero nunca llegaron a conseguir cumplir la norma no escrita de conseguir dos victorias consecutivas o, al menos, conseguir una victoria y un subcampeonato en dos torneos seguidos. De ahí la relajación en las normas que comentábamos antes.
Los luchadores japoneses vuelven a ganar
Pero finalmente las cosas empezaron a cambiar. Desde enero de 2016 ya son tres los luchadores japoneses que han conseguido el triunfo en la máxima categoría. Kotoshogiku rompió esos diez años de sequía alzándose con la Copa del Emperador en el torneo de Año Nuevo de enero de 2016, para entusiasmo de los suyos.
En septiembre de 2016 otro japonés, Goeido, logró también la victoria y además sin perder un solo combate en los quince días de competición. Tras esto, fue Kisenosato quien salió victorioso en enero de 2017, habiendo sido además subcampeón en el torneo anterior. 2016 fue un año trepidante para el sumo, porque en cinco torneos seguidos hubo cinco ganadores diferentes.
Esto hizo que la afluencia de público a los estadios fuera gradualmente en aumento. Y de hecho, para el torneo de enero de 2017, todas las entradas para cada día de competición se vendieron rápidamente. Incluso sólo diez días después de sacarse a la venta era prácticamente imposible conseguir alguna entrada libre.
Una de las razones fue la posibilidad de que el japonés Kisenosato pudiera alcanzar el grado de yokozuna tras ese torneo, como en efecto así fue. Aunque esa victoria estuvo algo empañada porque tres de sus máximos rivales tuvieron que abandonar por lesión. Por eso, alguno de sus detractores llegaron a poner en duda la importancia del triunfo al no haberse enfrentado a ellos.
El primer yokozuna japonés en 19 años
Tras su victoria en el torneo de enero de 2017 Kisenosato ascendió al rango de yokozuna, tres años después del anterior intento por parte de la Asociación de Sumo. Esto fue un hecho histórico, porque fue el primer japonés en llegar a yokozuna en 19 años, tras Takanohana. No es de extrañar que todo el país se volcara con él.
Las nuevas condiciones que impuso la Asociación en 2014 para alcanzar el rango de yokozuna y de las que ya hemos hablado fueron imprescindibles para este ascenso. Y es que fueron precisamente estas nuevas condiciones más ventajosas las que permitieron que Kisenosato ascendiera. Porque el luchador no había ganado el torneo anterior al de enero de 2017, pero sí obtuvo el subcampeonato.
El ozeki Kisenosato en el torneo de enero de 2017, que acabaría ganando y le llevó a ser yokozuna (Foto: Nihon Sumo Kyokai)
La noticia de su promoción saltó pronto a los medios de comunicación. Aunque el anuncio oficial no se realizó hasta el miércoles 25 de enero de 2017, desde el lunes anterior ya se sabía que Kisenosato sería el 72º yokozuna de la historia. La decisión de su promoción se tomó con la aprobación unánime del Comité para la Deliberación de Yokozuna. En una reunión de apenas 10 minutos este comité aceptó recomendar a la Asociación de Sumo la promoción del luchador japonés.
Se apoyaron para ello no sólo en los resultados de los dos últimos torneos sino en un porcentaje de victorias del 82% en el año anterior. Y es que en 2016 Kisenosato tuvo unos números combinados de 74 victorias y sólo 16 derrotas. Cifras mucho mejores que los de la mayoría de los yokozuna promovidos con anterioridad. Sólo el recordado Takanohana tuvo mejores números, 80-10.
La ceremonia oficial se realizó en el Hotel Imperial de Tokio, en una sala completamente abarrotada. Los oyakata o maestros Kasugano (antiguo sekiwake Tochinowaka) y Takadagawa (antiguo sekiwake Akinoshima) fueron los encargados por parte de la Asociación de Sumo de dar la noticia a Kisenosato. Éste, acompañado por el oyakata Tagonoura (antiguo maegashira Takanotsuru) y su esposa, los recibieron humildemente, como marca la tradición. «Acepto la promoción con gran humildad y me esforzaré al máximo para no deshonrar el rango de yokozuna«, dijo Kisenosato durante la ceremonia.
Posteriormente el luchador japonés habló con los medios sobre su nueva posición en el mundo del sumo. «Es difícil decirlo con palabras pero es una presión agradable, muchos aficionados japoneses llevan años esperando a un yokuzuna local», comentó Kisenosato. «Me gustaría ser un luchador de sumo digno del respeto de la gente, que nadie dude que voy a esforzarme para estar a la altura de un cargo de tal responsabilidad. Mi objetivo a corto plazo es ganar el próximo torneo».
Ascenso y retirada de Kisenosato
Hay que decir que Kisenosato fue el ozeki más regular de todos los que han ostentado ese rango en los últimos años. Consiguió hasta 12 subcampeonatos en su carrera, pero le faltaba coronarla con la guinda del triunfo. Por fin éste llegó y el esfuerzo realizado durante tantos años dio sus frutos.
Su primera aparición en público con su nuevo rango la realizó el viernes 27 de enero de 2017 en el santuario Meiji de Tokio, como manda la tradición. Más de 18 000 personas se dieron cita para presenciar esta primera aparición. Allí, Kisenosato realizó la ceremonia del dohyo-iri al estilo Unryu. En esa ceremonia estuvo acompañado del komusubi Takayasu como tachi-mochi y del maegashira Shohozan como tsuyuharai.
Exterior del pabellón de sumo Ryogoku Kokugikan
Su debut tuvo lugar en el torneo de Osaka de marzo de 2017 pero, lamentablemente, sufrió importantes lesiones que le apartaron de los combates. Y finalmente en enero de 2019 anunció su retirada, tras tres derrotas consecutivas en el torneo de Tokio.
Sin duda, su retirada supuso un mazazo importante para los aficionados japoneses al sumo. Y es que tras tantos años esperando un yokozuna japonés, Kisenosato no pudo estar en activo con ese rango durante demasiado tiempo.
El dominio de Hakuho y su retirada en 2021
Los luchadores mongoles hace tiempo que están en lo más alto del sumo. De entre ellos, el yokozuna Hakuho ha sido su mejor ejemplo, convertido ya en el mejor luchador de sumo de la historia.
Hakuho llegó a Japón procedente de su Mongolia natal a los 15 años, para dedicarse al sumo. Y ha dado grandes días de gloria a este deporte. Primero acabó finiquitando el poderío japonés al convertirse en el luchador de la historia con más títulos en la máxima categoría. Cuando logró su título número 33 en enero de 2015 sobrepasó el anterior registro del legendario Taiho, con 32 triunfos desde 1971.
El yokozuna Hakuho, el mejor luchador de sumo de la historia (Foto: Nihon Sumo Kyokai)
Pero Hakuho, pese a sus lesiones y a no tener nada que demostrar, siguió dominando. Batió el récord de victorias del ozeki Kaio en julio de 2017, llegando a las 1048, con menos años y menos torneos necesarios para conseguirlo. Y mientras, ha seguido sumando victorias en torneos de sumo. De hecho, cuando se retiró, sus números costarán muchísimo de igualar. De hecho, cuenta con varios récords: 45 torneos ganados, 1187 victorias (1093 en la máxima división), 16 torneos sin derrotas y 84 torneos disputados como yokozuna.
Además, en 2019 adquirió la nacionalidad japonesa renunciando a la mongola, algo indispensable para poder convertirse en oyakata. Esto ya hacía pensar que su retirada estaba cercana. Durante mucho tiempo se rumoreó que iba a participar en una ceremonia especial en la apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Sin embargo, en la ceremonia que se pudo ver, en 2021 tras el año de retraso por la pandemia del coronavirus, no hubo nada de sumo. Tras esto y al no poder competir en el torneo de otoño de septiembre de 2021 por casos de coronavirus en su gimnasio, saltó la sorpresa de la retirada de Hakuho.
Especial sobre Hakuho con Eduardo de Paz
Hablamos con Eduardo de Paz, amigo, colaborador y experto en sumo, sobre la figura de Hakuho, el gran dominador del sumo moderno. Si quieres saber más sobre su trayectoria, sus récords y su futuro como oyakata, no te lo pierdas.
Cada año tiene lugar en el santuario Meiji de Tokio una bonita ceremonia protagonizada por los yokozuna. Esta ceremonia, llamada dezuiri, se realiza antes de que dé comienzo el gran torneo de sumo de Año Nuevo en Tokio. En ella se realiza el ritual del dohyo-iri o de entrada en el dohyo o ring de sumo.
Esta ceremonia se lleva haciendo desde 1922 cuando el yokozuna Onishiki hizo una ofrenda en este mismo santuario, realizando una procesión de entrada al dohyo. Aquella fue la primera ceremonia dezuiri en el santuario Meiji y esta tradición continúa realizándose hoy en día.
El yokozuna japonés Kisenosato en el dezuiri en enero de 2018 (Foto: Nihon Sumo Kyokai)
Para la ocasión los yokozuna y sus asistentes van ataviados con una especie de delantales ornamentales llamados keshō-mawashi. En el caso de los yokozuna, además, llevan una cuerda sagrada shinenawa alrededor de la cintura de la que cuelgan papeles en zig-zag llamados shide. Todo con mucha simbología sintoísta, como puedes ver, exactamente como el propio deporte.
La heya o el establo donde entrenan los luchadores
Si buscas en un diccionario la palabra heya encontrarás que la traducción literal es «habitación». Sin embargo, en el mundo del sumo el nombre de heya se utiliza para referirse al «gimnasio» de entrenamiento de los luchadores. A menudo se traduce como «establo».
Ponemos gimnasio entre comillas porque una heya es algo más que eso. La heya es un edificio en el que los luchadores no solamente entrenan, sino que comen, duermen y pasan sus horas de asueto… cuando las tienen.
Como ya hemos dicho, sólo las dos categorías principales (Makuuchi y Jūryō) son asalariadas y sus integrantes son conocidos como sekitori. Estos cobran un salario mensual bastante elevado, tienen asistentes (tsukebito) que les ayudan con todo, son los primeros en sentarse a comer y están exentos de cualquier tarea dentro de la heya, ya sea cocinar, limpiar, asistir al oyakata, etc.
Heya en el barrio de Ryogoku de Tokio (Foto: Eduardo de Paz)
Todas estas tareas no relacionadas con los combates lo tienen que realizar los luchadores de las categorías inferiores. Y su máximo anhelo en el mundo del sumo es el de alcanzar la categoría de Jūryō para empezar a ganar dinero y evitar esas tareas.
Y es que, comparado con la alta calidad de vida de Japón, la vida en una heya podría decirse que es casi feudal. Quizás esta sea una de las razones del poco interés de los jóvenes japoneses en entrar en este mundo. Además todos los luchadores no asalariados viven en la heya, en habitaciones comunales. Tan sólo los sekitori disponen de habitaciones individuales e incluso pueden alquilar su propio apartamento, acudiendo sólo a la heya para los entrenamientos.
La jornada en una heya comienza muy temprano, alrededor de las seis de la mañana. Entonces los luchadores de rango más bajo se levantan para preparar el dohyo de entrenamiento e iniciarse en la práctica diaria. Poco a poco van apareciendo luchadores de mayor nivel, que van tomando el relevo de los de más baja graduación. Alguno de estos se retiran en ese momento para comenzar con sus tareas diarias, como ir a hacer la compra o empezar a preparar la comida. Es curioso porque algunos luchadores consiguen tanta habilidad a la hora de cocinar que, tras retirarse, abren restaurantes donde sirven chanko-nabe, la comida típica de los luchadores de sumo.
Vista de la heya desde la zona para visitantes en uno de los entrenamientos de sumo matutinos (Imagen: Eduardo de Paz)
Los luchadores que no tienen tarea asignada en ese momento se quedan en el dohyo para atender a los sekitori durante su entrenamiento. Un entrenamiento que, para estos luchadores de mayor rango, comienza a una hora más razonable. No es extraño asimismo que un luchador de otra heya venga de visita y tome parte en el entrenamiento. Esto se hace no solo para beneficiarse del entrenamiento ante otros luchadores de su nivel sino también para ayudar a los de grados inferiores.
Alrededor de las 10 de la mañana finaliza el entrenamiento y es la hora del aseo. De nuevo los luchadores de rango superior serán los primeros en bañarse, mientras los demás les atienden y esperan su turno para lavarse. Como se puede ver, el rango lo es todo en la vida diaria de una heya. Un ejemplo clarísimo de la verticalidad en las relaciones, exactamente igual que en la familia tradicional japonesa o en una empresa.
Tras el baño llega la hora de la comida y, de nuevo, el rango se impone. El oyakata se sienta primero y después los rikishi de más alto rango, que son servidos por los luchadores de rango más bajo. Evidentemente, se prepara estofado chanko suficiente para todos los luchadores, con lo que nadie se queda con hambre. Sin embargo, el privilegio de sentarse antes significa poder escoger los mejores ingredientes de la olla. Y esto es un poderoso incentivo para que los rikishi estén ansiosos por escalar posiciones en la clasificación.
Entrenamiento de sumo en una heya (Foto: Martina Lunau)
Después de la comida principal, los luchadores se tumban a dormir una siesta de un par de horas. Además de la gran cantidad de comida, ésta es otra de las razones por las que engordan tanto. Y es que las calorías se transforman en grasa al no ser totalmente consumidas como combustible por los músculos.
Tras la siesta muchos luchadores aprovechan para ejercitarse en el gimnasio o hacen un trabajo básico de pies. Más tarde se sirve una cena ligera, aunque muchos luchadores aprovechan para salir a dar un paseo por la zona, ir al cine o tomar algo en algún bar cercano.
De todas formas no todos los luchadores disponen de tiempo libre, ya que aún hay tareas que realizar en la heya. Cuando llega la hora de acostarse, los sekitori casados se van a casa con su familia, normalmente un apartamento cercano mientras que el resto permanecen en la heya.
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Al igual que la palabra heya es engañosa en el sumo porque significa mucho más, oyakata no es sólo «maestro». Y es que la labor de un oyakata es mucho más amplia que la de un simple entrenador o profesor de sumo. Además de que son los miembros más importantes de la Asociación de Sumo.
Son los encargados de tomar todas las decisiones que afectan a este deporte, en definitiva. Así, están presentes en la junta directiva, se encargan de la seguridad en los torneos, de la planificación de los mismos, etc. Pero también son entrenadores, dirigentes de su propia heya (los que tienen una en propiedad), relaciones públicas de sus luchadores y más. Como puedes ver, sus tareas van mucho más allá que las de un simple entrenador.
Al hablar de los oyakata es posible pensar que estas personas tienen sobre sus hombros demasiadas responsabilidades. Responsabilidades para las que, tal vez, no estén lo suficientemente preparados. Pero el mundo del sumo es muy cerrado y es realmente difícil que alguien ajeno al mismo pueda entrar. Eso hace que los destinos de un deporte que mueve cientos de millones de yenes al año quede en manos de personas sin casi ninguna preparación académica superior. Personas cuyo curriculum se basa simplemente en los éxitos deportivos durante su etapa de luchador en activo.
Cómo convertirse en oyakata
Llegar a ser oyakata no es sencillo. En primer lugar, el aspirante tiene que haber sido luchador de sumo pero cumplir con una serie de requisitos. Pero sobre todo, lo más complicado es que sólo existen 105 oyakata en un momento dado. Esto es así porque la Asociación de Sumo tiene 105 acciones y no más. Además, en un país con la esperanza de vida más alta del mundo, puede pasar mucho tiempo hasta que queda una vacante libre.
Antes del escándalo de amaño de combates en 2011 las acciones podían ser compradas, cuando quedaban vacantes. Pero ya entonces eran tan difíciles de conseguir que podían llegar a costar 500 millones de yenes o más. Por eso, el luchador necesitaba haber conseguido durante su carrera en activo dinero y apoyos suficientes para comprar esa acción. Tras aquel escándalo se cambió la política, de forma que todos los nombres son propiedad de la Asociación. Y cuando uno queda vacante, ellos deciden quién lo usará.
Tras acabar el entrenamiento es fácil poder sacarse fotos con los luchadores e incluso charlar un rato con ellos si hablamos algo de japonés. En la foto, Bushuyama y Buyuzan delante de su heya (Imagen: Martina Lanau)
Lo que no ha cambiado es la necesidad de que un futuro oyakata tenga nacionalidad japonesa. Por eso, si un luchador extranjero desea permanecer en el mundo del sumo tiene que nacionalizarse japonés. Esto es lo que ocurrió con Hakuho en 2019. Y fue algo que causó cierta controversia ante lo anticuado de la norma, que data de 1976. Porque muchos consideraban que, con todo lo que ha dado el mongol al deporte, no debería necesitar la nacionalidad japonesa para poder seguir vinculado al sumo. Pero la Asociación se mantuvo firme en sus normas y el luchador acabó solicitando la nacionalidad japonesa.
Asimismo un aspirante a oyakata ha de cumplir al menos una de estas tres condiciones:
Haber competido una vez estando en alguno de los cuatro rangos más altos, los que forman el sanyaku.
Haber competido durante 20 torneos en la categoría Makuuchi.
Haber competido durante 30 torneos como sekitori (esto incluiría torneos en la división Juryo).
Hay una excepción y es que aquellos que heredan una heya tan sólo necesitan haber competido 12 torneos en Makuuchi o 20 como sekitori. Estas reglas se modificaron en noviembre de 2013 permitiendo miembros que hubieran luchado en 28 torneos como sekitori.
Los nombres de los oyakata
Las licencias de oyakata son conocidas con el nombre de toshiyori (anciano), myoseki (nombre) o kabu (acción), así como toshiyori-myoseki o toshiyori-kabu. Además, cada acción de la Asociación de Sumo está vinculada a un nombre concreto. Y un luchador de sumo que obtenga una acción pasa a ser conocido por ese nombre.
Aparte de las 105 licencias mencionadas, existen también nombres de toshiyori otorgados de forma especial a luchadores con un excelente rendimiento durante su etapa en activo. Estos nombres especiales reciben el nombre de ichidai-toshiyori y coinciden con el shikona o «nombre de guerra» utilizado por el luchador durante su etapa en activo.
La particularidad de estos nombres es que se extinguen en el momento de la jubilación o fallecimiento de su poseedor. No se pueden traspasar ni dar en herencia, por tanto. Actualmente los yokozuna Kitanoumi y Takanohana poseen uno de estos nombres. También el gran Taiho tuvo el honor de mantener su nombre durante su época de oyakata hasta su jubilación.
Por el contrario, este tipo de nombre se le ofreció a un cuarto yokozuna, Chiyonofuyi. Pero él prefirió seguir el camino normal, cambiando su nombre por el de Kokonoe-oyakata hasta su muerte.
Evidentemente hay nombres de heya con más tradición y prestigio que otras. Algunas como Futagoyama (ahora Takanohana), Takasago, Kokonoe, Tokitsukaze o Sadogatake tienen un prestigio tremendo y sólo los yokozunas u ozeki suelen conseguir estos nombres. Un ejemplo es el de la heya Kokonoe, ya mencionada.
Actualmente y tras la muerte de Chiyonofuji en 2016 está liderada por el 14º Kokonoe-oyakata. Sin embargo, detrás de este nombre se encuentra el antiguo ozeki Chiyotaikai. Y es que al adquirir su acción de la Asociación asociada a esta heya, cambió su nombre.
Pero no todos los oyakata tienen su propia heya, ya que en la actualidad existen sólo 49. Por eso, el resto desarrolla labores de entrenamiento y apoyo en cualquiera de ellas, normalmente en la que estuvieron como luchadores en activo. El prestigio que da tener una heya propia es mayor que el ser simplemente oyakata ayudante, claro. Y esto además permite optar a los puestos directivos de la Asociación.
Los sueldos varían en función de la categoría o el puesto dentro de la estructura de la Nihon Sumō Kyōkai. Así, oscilan entre los 21 millones de yenes anuales (160 000 euros) para el presidente o rijichō hasta los poco más de 12 millones anuales (92 000 euros) para los oyakata sin cargo específico.
Por último no hay que olvidar a otros asistentes inferiores que reciben el nombre de wakaimonogashira y sewanin. Son asistentes por debajo del rango de un oyakata y realizan tareas de organización. Normalmente estos puestos son ocupados por antiguos luchadores de la parte baja de las divisiones Makuuchi, Jūryō o Makushita.
Tras su retirada, por ejemplo, Hakuho ha pasado a ser un oyakata de nombre Magaki. Si abre una heya con este nombre, será la primera vez que existe desde 2013. Entonces, fue la heya donde comenzó su carrera Terunofuji, que también acabó siendo un yokozuna.
Los torneos de sumo
A pesar de que durante todo el año los luchadores pueden realizar diferentes torneos de exhibición por todo Japón, sólo existen 6 torneos oficiales de sumo al año.
Estos torneos oficiales reciben el nombre de hon-basho y se disputan durante los meses impares. Son los siguientes:
Enero – Hatsu Basho o torneo de año nuevo. Tiene lugar en Tokio, en el pabellón Ryogoku Kokugikan.
Marzo – Haru Basho o torneo de primavera. Tiene lugar en Osaka, en el Gimnasio Prefectural (o Edion Arena Osaka).
Mayo – Natsu Basho o torneo de verano. De nuevo se hace en Tokio, en el Kokugikan.
Julio – Nagoya Basho o torneo de Nagoya. Tiene lugar en Nagoya, en el Gimnasio Prefectural de Aichi, sede también del equipo de baloncesto de los Dolphins. De hecho, este equipo compró los derechos para nombrar el pabellón, que ahora se conoce como Dolphins Arena.
Septiembre – Aki Basho o torneo de otoño. Tiene lugar en Tokio, en el Kokugikan.
Noviembre – Kyushu Basho o torneo de Kyushu. Tiene lugar en Fukuoka, en el pabellón Fukuoka Kokusai Center.
Si te interesa ver sumo cuando estés en Japón, tienes que comprobar las fechas de los torneos oficiales. Si ninguno coincide con tu viaje, comprueba si existen torneos de exhibición. Y si no, siempre puedes intentar asistir a un entrenamiento en una heya. Tenemos un artículo sobre cómo ver sumo en Japón, con información de los torneos.
Un día de competición en el sumo
¿Cómo es un día de competición en uno de los grandes torneos? Cuando asistes a un torneo de sumo no hace falta saber mucho de este deporte para disfrutarlo. Pero sabiendo qué te puedes encontrar tendrás más claro qué ocurre en cada momento.
Eso sí, antes de empezar, es conveniente saber de forma resumida las reglas. Pero como decíamos al principio, las reglas del sumo son extremadamente sencillas.
El objetivo de cada luchador es enviar a su oponente fuera del ring (dohyō) o conseguir que cualquier parte de su cuerpo (excepto las plantas de los pies) toque el suelo. Todo ello evitando técnicas prohibidas, claro está, como tirar del pelo, atacar a los ojos o golpear con el puño cerrado.
Luchador intentando sacar del dohyo a su oponente
La competición hora a hora
Los combates empiezan alrededor de las 9 de la mañana, cuando aparecen sobre el dohyō los luchadores de la categoría más baja, Jonokuchi. Algunos días también hay combates de mae-zumo, pero siempre al principio de la jornada. Posteriormente van sucediéndose los combates de las categorías de Jonidan, Sandanme y Makushita, que aproximadamente llegan hasta las 14:30 horas.
Al principio del día la afluencia de público es escasa y tan sólo los familiares de los luchadores suelen estar allí animándolos. También hay algunos aficionados que quieren ver de cerca las jóvenes figuras del mañana, aunque lo cierto es que son los menos. Poco a poco y según van subiendo al dohyō luchadores de mayor graduación, las gradas se van llenando.
Gradas aún por llenarse en un torneo oficial de sumo
Llega entonces el momento del jūryō dohyō-iri. En este momento es cuando van a comenzar los combates de la primera de las dos categorías principales. Y antes de comenzar, los luchadores realizan un acto de presentación formal sobre el dohyō. Para ello aparecen ataviados con sus kesho-mawashi mientras son presentados ante el público uno a uno. Después de la presentación se retiran a los vestuarios para prepararse para los combates, mientras se disputan los cinco últimos enfrentamientos entre los luchadores de la división Makushita.
Alrededor de las 16 horas finalizan los combates de Jūryō y llega el momento culminante de la jornada: el desfile de los luchadores mejor clasificados, el makuuchi dohyō-iri. Al igual que ocurre con los luchadores de Jūryō, van subiendo uno a uno al dohyō mientras son presentados ante los espectadores. En este momento el ambiente en el pabellón ya ha alcanzado una temperatura lo suficientemente alta como para que el público defina sus preferencias con atronadores aplausos y gritos de ánimo hacia sus favoritos. Incluso la televisión japonesa empieza sus retransmisiones en este momento.
Dohyo-iri de la división Makuuchi (Foto: Martina Lunau)
Sin embargo, aún faltan luchadores por aparecer. Y es que faltan los yokozuna, o los luchadores de rango más alto. Estos grandes campeones realizan una presentación muy particular, el yokozuna dohyō-iri, una bella sinfonía de movimientos para espantar a los malos espíritus.
El último combate del día recibe el nombre de musubu-no-ichiban y siempre es el del yokozuna de mayor rango. Es, por tanto, el momento más importante de toda la jornada, sobre todo durante los últimos días del torneo.
Danza del arco en un torneo oficial de sumo
Este último combate suele finalizar sobre las 18 horas, momento en el que se realiza la ceremonia de la danza del arco. En ella, un luchador generalmente de la categoría Makushita, realiza un ritual con un enorme arco con el que se da por finalizada la jornada.
Rituales en los combates
Si bien todos los combates están llenos de rituales, los de las categorías inferiores duran muy poco, mientras que en las superiores los rituales se alargan algo más. De hecho, el propio combate es lo que menos tiempo tarda en realizarse.
En sumo, como en todas las artes marciales japonesas, la cortesía y el ritual se respetan y los combates comienzan con una inclinación de cabeza de ambos luchadores, como saludo. Tras esto podrás ver algún shiko, una de las imágenes más típicas en la que los luchadores levantan la pierna dejándola caer violentamente contra el suelo.
Luchadores de sumo haciendo el shiko antes de comenzar el combate
Tras esto, los contendientes se colocan frente a frente en cuclillas. Entonces verás que se frotan las manos y aplauden una vez. Luego estiran ambos brazos con las palmas de las manos hacia arriba para ponerlas luego hacia abajo. Los luchadores completan este ritual poniendo las manos finalmente sobre las rodillas. El objetivo de este ritual es mostrar al oponente que se acude al combate sin portar ningún tipo de arma oculta.
Entonces los luchadores se retiran de nuevo a su rincón. Allí beben el chikara-mizu, agua purificadora con la que se enjuagan la boca para escupirla acto seguido.
Luchador bebiendo el chikara-mizu en un torneo de sumo
Un luchador purifica el dohyo con sal antes de su combate
Además, durante todos estos rituales cada luchador tomará de su rincón un puñado de sal que arrojará al dohyō. Esto se hace para purificarlo antes del combate. Comienza entonces una especie de guerra psicológica de corta duración. En ella, los luchadores se estudian varias veces antes de decidirse a comenzar el combate.
El combate comienza propiamente dicho cuando las manos de ambos luchadores tocan el dohyō. Se supone que ambos rikishi deben tocar con ambas manos antes de empezar. El árbitro o gyoji puede declarar una salida falsa (matta) cuando un rikishi empieza antes que el otro.
Los luchadores tocan el suelo con las dos manos antes de comenzar el combate
El árbitro, además, enardece con sus voces a los luchadores durante todo el combate. Y cuando acaba, debe señalar obligatoriamente un vencedor. Incluso aunque no esté demasiado claro quién ha ganado.
Por eso y para deshacer posibles empates, hay cinco jueces sentados al borde del dohyō, más otro en una sala de vídeo al que se puede consultar en caso de necesidad. En este caso, los jueces pueden entonces subir al dohyō para deliberar, lo que se llama mono-ii. El resultado final puede ser la ratificación de la decisión del árbitro, cambiar su decisión o llamar a los dos rikishi para que repitan el combate.
El kensho o pancartas publicitarias
Cuando ves un torneo oficial de sumo, uno de los momentos más curiosos es el desfile de los estandartes kensho alrededor del dohyo antes del combate.
Kensho durante un combate en el torneo de sumo de Año Nuevo de 2012
Estos estandartes coloridos se muestran antes de los combates de luchadores de las divisiones principales. Y el número de ellos dependerá de lo importantes y populares que sean los luchadores de cada combate. Así, puede que veas entre 3 y 5 estandartes antes de un combate o, si es un yokozuna el que va a combatir, pueden llegar a 50.
Estos kensho representan dinero pagado por las empresas patrocinadoras para anunciarse antes de esos combates. Por eso, cuando desfilan por la megafonía del pabellón puedes escuchar el nombre de cada estandarte.
Cada empresa paga más de 70 000 yenes para tener un estandarte con su logotipo. De ese dinero el ganador recibe 30 000 yenes en un sobre en el mismo ring, tras ganar el combate. Luego, recibe otros 30 000 yenes para su retiro, como un plan de pensiones. Los restantes 10 000 van para la Asociación de Sumo.
El árbitro entrega el sobre con parte del dinero al ganador
Tras el combate, el árbitro entrega al ganador la mitad de este dinero en un sobre. El resto se acumula en un fondo especial para cuando el luchador se retire y asegurar así una jubilación dorada.
Las revistas de sumo
El mundo del deporte siempre genera noticias e imágenes gráficas interesantes. Y cuanto más popular es, más artículos se escriben y más programas de opinión se hacen para un público ávido de conocer todo sobre sus deportistas favoritos. El sumo, por supuesto, no es una excepción.
En otros países el fútbol, el rugby, el cricket u otros son los preferidos por los aficionados. En el caso japonés no podemos decir que el sumo sea el deporte más importante. Tal como decíamos al principio de este artículo, el béisbol tiene ese honor desde hace años.
Sin embargo el sumo también tiene sus revistas especializadas que normalmente suelen editarse cada mes o cada dos meses. Las más importantes y con mayor tirada son las que se publican en japonés, como es de esperar. Pero también hay algunas revistas especializadas (alguna lamentablemente ya extinta) en otros idiomas.
Revistas de sumo en japonés
Empecemos echando un vistazo a las publicaciones japonesas sobre sumo. Existen tres publicaciones principales centradas en el sumo, dos de las cuales son mensuales y tienen nombres muy similares.
Hablamos de 大相撲 (Ozumo) y 相撲 (Sumo). Ambas salen a primeros de mes y, en los meses impares, tratan de la preparación de los torneos oficiales, así como los posibles torneos de exhibición realizados. En los meses pares se suelen centrar en el torneo oficial del mes anterior, con gran cantidad de fotografías y todos los resultados de todas las categorías. Otros aspectos de los que tratan ambas revistas son noticias, sumo amateur, curiosidades, etc.
Por otro lado tenemos la revista NHK 大相撲ジャーナル (NHK Ozumo Journal), que se edita cada dos meses y se mantuvo cerrada durante varios meses debido al escándalo del amaño de combates que hemos mencionado. Pero acabó volviendo a las librerías, lo que puede entenderse como un creciente interés de los aficionados y las empresas japonesas ante un deporte que ha sufrido demasiado en los últimos tiempos y que poco a poco lucha por recuperar el esplendor de antaño.
Revistas de sumo. De izquierda a derecha, NHK Osumo Journal, Osumo, Sumo y Sumo World (inglés)
Revistas de sumo. De izquierda a derecha, NHK Osumo Journal, Osumo, Sumo y Sumo World (inglés)
Revistas de sumo en otros idiomas
Fuera de las tres grandes publicaciones japonesas mencionadas, también existen revistas de sumo en otros idiomas. De entre todas ellas, sin duda, la que destaca por encima de todas es Sumo World.
Editada en Japón por Andy Adams, una leyenda internacional del periodismo de sumo, comenzó a publicarse en 1973. La revista llegó a contar con un gran número de lectores de muchos países. Sin embargo, tras la jubilación de Adams, los nuevos editores dejaron de enviarla a suscriptores internacionales de forma repentina y sin motivos claros. Actualmente sólo está disponible para residentes en Japón.
Publicaciones digitales de sumo
Boletín de Sumo, publicación online en español
Finalmente hay que hablar de tres publicaciones digitales que, lamentablemente, ya no están disponibles. Sin embargo, aún se pueden conseguir los números editados en su momento. La primera de todas, Boletín de Sumo en Español, le toca muy de cerca a nuestro experto en sumo y coautor del artículo, Eduardo.
Eduardo fue editor de la misma desde su nacimiento y hasta que la falta de tiempo y de colaboradores obligó a su cierre. Durante 8 años esta revista informó a los aficionados hispanos de todo lo referente a la lucha tradicional japonesa. Lamentablemente dejó de existir en 2008.
Precisamente el éxito del boletín español a nivel internacional hizo que varias personas se interesasen por editarlo en otros idiomas, principalmente en inglés. Pero tan sólo un joven aficionado francés, Nicolas Schuler, se decidió a lanzar una revista en francés, Le Monde du Sumo. Esta revista estaba inspirada en el boletín español y tenía un estilo muy similar, pero estuvo en circulación solamente entre 2003 a 2008.
Poco después de su nacimiento salía también su hermana pequeña, Le Petite Banzuke Ilustré. Esta revista se ponía en circulación unos días antes del inicio de cada torneo con la clasificación que regiría en él.
Publicación online Le Monde du Sumo
Lamentablemente el mismo problema de falta de tiempo y colaboradores que llevó al cierre del Boletín de Sumo hizo que las dos revistas francesas decidieran también cerrar en 2008. A pesar de ello Le Monde du Sumo y Le Petite Banzuke Ilustré siguen aún disponibles. De hecho, están todos los números editados de ambas revistas para el que quiera practicar francés y conocer más de sumo.
No era muy lógico que en la red existieran revistas de sumo en español y francés y que no existiera ninguna en inglés. Así, en el año 2005 Mark Buckton, un periodista británico afincado en Japón lanzó la web Sumo Fan Magazine. Allí publicaba cada dos meses artículos de sumo, con la particularidad de que desde el principio se buscó que dichos artículos no dispusieran sólo de la versión inglesa sino que también estuvieran disponibles en otros idiomas como el alemán y francés.
Posteriormente, gracias primero al chileno Juan Pablo Vieytes y después a nuestro propio colaborador Eduardo, se lanzó también la versión en español. Su gran aceptación no impidió, sin embargo, que sufrieran los mismos problemas de falta de tiempo y de colaboradores que otras publicaciones online. Así que en 2012 el entonces editor, Chris Gould, decidió paralizar su actualización en espera de tiempos mejores, tiempos que aún parecen no haber llegado.
Así pues hoy por hoy sigue existiendo la edición digital de Sumo World. Una revista que esperamos que siga mucho tiempo funcionando para que todos los aficionados al sumo que no leen japonés puedan encontrar esta información. Y nuestro colaborador Eduardo mantiene Sumo Japonés, a la que ha añadido un canal en Twitch para hablar de este deporte.
Escándalos en el sumo
Tras la época gloriosa de los hermanos Hanada y de los gigantes hawaianos, el sumo fue cayendo en picado en popularidad. Y no sólo por la falta de jóvenes valores japoneses capaces de despuntar en este deporte, sino también por una serie de escándalos.
Quizás los primeros problemas serios aparecieron con la conducta impropia del yokozuna Asashoryu en 2007. El mongol era un grandísimo luchador sobre el dohyo pero un personaje poco elegante fuera de él. Y tuvo un sinfín de pequeños altercados como peleas con un compañero, no acudir al entierro de un oyakata famoso, ausencias injustificadas del país, etc. El luchador mongol recibió varios avisos pero, dado su rango, parecía que podía librarse.
Pero tras aparecer en televisión jugando un partido de fútbol en Mongolia la paciencia de la Asociación llegó a su límite. Sobre todo porque había alegado una lesión de espalda para no acudir a los torneos de verano de exhibición por el norte de Japón. Así que Asashoryu recibió una dura sanción y tuvo que estar dos torneos sin participar
A esa sanción le siguió una depresión por el trato recibido que, a todas luces, parecía otro pulso a la Asociación de Sumo. Sin embargo, el luchador se salió con la suya y pudo volver a su país para recibir un supuesto tratamiento médico. Tratamiento que, curiosamente, le hizo volver curado y listo para competir.
Apenas un año después, a mediados de 2008, los luchadores rusos Wakanoho, Roho y Hakurozan (y el japonés Wakakirin a principios de 2009) fueron expulsados de forma fulminante del sumo. El motivo fue el consumo y posesión de marihuana. El caso fue tan mediático que le costó el puesto a Kitanoumi Rijicho, el máximo dirigente del sumo en aquel momento.
Asanoyama y Kakuryu compitiendo en el torneo de primavera de 2020 sin público por el coronavirus (Foto: Nihon Sumo Kyokai)
Todo ello ocurre, claro, debido a que hay unos controles antidopaje no muy claros. Controles que, desde entonces, no se han vuelto a realizar. Por eso hay quien cree que todo aquello fue una trampa destinada a hacer caer al directivo en cuestión. Esto último son solo rumores pero los rusos Roho y Hakurozan siempre han mantenido su inocencia en este asunto.
Parecía que todo se tranquilizaba cuando de nuevo el yokozuna Asashoryu se metió en problemas. Durante el transcurso del torneo de primavera de 2010 el mongol salió a beber por la noche con unos amigos. Y bebieron mucho. Tanto que acabó completamente borracho y se enzarzó en una pelea con el gerente del último bar en el que se encontraban, provocándole varias lesiones y destrozando parte del mobiliario.
Aunque el asunto se zanjó de forma privada sin que mediara denuncia, la Asociación ya no toleró más su comportamiento y le «recomendó» retirarse. Algo que el yokozuna hizo ante la más que probable expulsión en caso de no hacerlo. Sin duda un triste final para uno de los mejores luchadores de los últimos tiempos.
A mediados de 2010 la prensa destapó un caso de apuestas ilegales de varios luchadores de sumo en partidos de béisbol. En Japón, salvo contadas excepciones, el juego es ilegal y está estrechamente vinculado con las actividades de la yakuza, la mafia japonesa. Por eso el asunto se convirtió rápidamente en un asunto casi de estado.
El ozeki Kotomitsuki, el principal encausado, fue fulminantemente expulsado junto a uno de los oyakata. Varios luchadores fueron sancionados con un torneo sin participar, además. Asimismo la NHK decidió, por primera vez en su historia, no retransmitir en directo el torneo de sumo en protesta por estos hechos. Y es que al estar en medio la yakuza, el asunto pasó a manos de la policía, que comenzó una investigación oficial sobre este asunto.
Esa investigación sacó a la luz el que, sin duda, ha sido el mayor escándalo del sumo en toda su historia. Analizando los teléfonos móviles de varios sospechosos de la red de apuestas ilegales, la policía encontró mensajes de texto gravísimos. En ellos quedaba claro que varios luchadores estaban amañando combates a cambio de importantes cantidades de dinero.
El asunto pronto saltó a la prensa y la Asociación de Sumo, ante las presiones recibidas incluso desde el propio ministerio de cultura, se vio obligada a formar un comité de investigación con personas ajenas al mundo del sumo. Y, lo más grave, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, se suspendió un torneo oficial ante el escándalo público y las enormes críticas que se estaban recibiendo.
Todos los que son aficionados al sumo desde hace tiempo conocen la existencia del yaocho, nombre que recibe en japonés el amaño de combates. Pero la idea es que estos amaños ocurrían entre luchadores que ya tenían todo hecho y que en los últimos días no se esforzaban demasiado en ganar sus combates. Así, con estos amaños dejaban que rivales más necesitados consiguieran unas fáciles victorias que les evitaran el descenso de categoría. Nada que ver con una completa red de luchadores que a través de sus teléfonos móviles comerciaban con los combates de forma más o menos impune.
Tras la investigación, un total de 25 luchadores fueron sancionados duramente (la mayoría fueron expulsados, de hecho). Y el torneo siguiente se declaró semi-oficial, con resultados que contarían para establecer el banzuke del siguiente torneo pero haciéndolo totalmente gratuito. De esta forma se intentaba hacer que los dolidos aficionados al sumo volvieran a acudir al pabellón. Y mostrar ante ellos que los luchadores (cuya gran mayoría, no lo olvidemos, eran víctimas inocentes de este escándalo) que se subieran al dohyō iban a realizar unos combates limpios y plenos de fuerza y vigor.
Curiosidad: Shokkiri o sumo cómico
Aunque el sumo es el deporte nacional japonés y se lo toman con mucha seriedad, también es posible reír con él. Y es que existe una divertida variante llamada shokkiri o sumo cómico.
Por supuesto, este tipo de sumo no se ve nunca durante un torneo oficial. De hecho, está reservado para los torneos de exhibición, que se realizan por diversas localidades japonesas y fuera de los seis torneos oficiales. También se puede disfrutar de él en otro tipo de torneos especiales, como la ceremonia de retirada de un luchador o danpatsu-shiki, un torneo benéfico, etc. Los eventos en los que se hace este tipo de sumo cómico o shokkiri reciben el nombre de hanazumo.
La idea de este espectáculo es la de acercar el sumo a los nuevos aficionados. Y para ello nada mejor que una representación con base cómica en la que se intenta mostrar al público las técnicas que no están permitidas. Así, aquí puedes ver a luchadores golpear con los puños, tirar del pelo, patear al contrario, etc. Todo ello explicado en clave de humor y, evidentemente, muy exagerado para provocar las carcajadas de los espectadores.
Tanto el árbitro como los asistentes y luchadores en el sumo cómico son siempre de las categorías inferiores. Si deseas ver a algún luchador de las categorías más altas, no lo vas a encontrar en este tipo de eventos. De todas formas no importa que no haya luchadores importantes en este tipo de actos. Porque para los japoneses es una de las actuaciones más esperadas en un torneo de exhibición.
Pero mejor que describir con palabras lo que es el shokkiri es verlo en directo. Un ejemplo lo tienes en el torneo de exhibición de Saitama en otoño de 2014. Pero en Youtube puedes encontrar otros vídeos adicionales, por si tienes curiosidad.
Curiosidad: Nakizumo o sumo de lloros de bebés
Aunque puede parecer una tradición cruel, el Día de los niños o Kodomo no Hi en mayo se celebra en Hiroshima el festival Nakizumo. Y esta tradición es una competición de sumo con lloros de bebés.
Este festival tiene más de 400 años de antigüedad y en él, jóvenes luchadores de sumo suben al dohyo con bebés nacidos durante el año anterior en brazos. Entonces intentan hacer llorar al bebé del luchador contrario al grito de naki! (que significa «¡llora!»). Muchos bebés lloran desconsoladamente ante el susto, claro. Pero también los hay que no reaccionan o, incluso, que romper a reír ante la situación. Por eso, para conseguir el llanto, a veces se usan otras técnicas como el uso de máscaras.
La tradición surge del proverbio japonés 泣く子は育つ (Naku ko wa sodatsu) que significa «los bebés que lloran crecen rápido». Así pues, a través del festival, se intenta fortalecer la salud de los pequeños, alejando también los malos espíritus.
No es necesario saber japonés para disfrutar del sumo, por suerte, pero conocer parte del vocabulario específico ayuda. Sobre todo porque este deporte cuenta con muchos términos japoneses de difícil traducción al español. Por eso, en la mayoría de los casos, da lo mismo en qué idioma leas sobre sumo, siempre se usa la terminología japonesa.
A continuación te dejamos con un glosario básico de términos de sumo. Hay muchos más, pero si empiezas por aquí, habrás dado un gran paso para entender mejor este fascinante deporte.
Aki basho: Torneo de Otoño. Se disputa en Tokio en el mes de septiembre.
Asageiko: Entrenamiento matutino en las heya.
Banzuke: La clasificación de los luchadores escrita en kanji y en caligrafía. Salvo excepciones se presenta trece días antes del comienzo de un torneo oficial.
Basho (honbasho):Un torneo de sumo. Honbasho se refiere específicamente a uno de los seis torneos oficiales, donde la actuación de los rikishi afecta a su clasificación.
Bintsuke (también binzuke): Aceite de camomila usado para lustrar el pelo de los luchadores. También usado por las geishas y maikos.
Chanko o chanko-nabe: La comida tradicional en el mundo del sumo. Generalmente se prepara en una única olla de varias carnes y vegetales. Se consume con arroz y cerveza.
Chikara-gami: «Papel de Poder» que se da a los luchadores después de sorber el chikara-mizu. Normalmente lo usan para limpiarse la boca.
Chikara-mizu: «Agua de Poder» sorbida y escupida por los luchadores antes de un combate. La reciben del último ganador de su lado (este u oeste) para conseguir que les transfiera su poder y suerte.
Chon-mage: Estilo de peinado que lucen los luchadores de sumo a diario. Los de las categorías inferiores también lo utilizan para combatir. De uso habitual en el Japón antiguo, fue abolido tras la Restauración Meiji. Sin embargo, los luchadores de sumo fueron los únicos a los que se les permitió mantenerlo.
Danpatsu-shiki: Ceremonia de retiro en donde el moño es cortado por los amigos y compañeros. El último corte lo suele realizar su oyakata o maestro.
Dohyō: Plataforma de arcilla en donde se celebran los combates de sumo.
Dohyō-iri: Ceremonia de entrada realizada por los luchadores de las divisiones Jūryō y Makuuchi salvo los yokozuna, que realizan una ceremonia especial.
Ebanzuke: Un banzuke ilustrado no oficial.
Ginō-shō: Premio a la mejor técnica que se entrega a un luchador por debajo de la categoría de ozeki.
Gunbai: La «paleta de guerra» que lleva el árbitro.
Gyōji: Árbitro del combate, que anima y dirige la pelea. Proclama al vencedor aunque los jueces pueden revertir su decisión.
Hanamichi: Los dos pasillos (este y oeste) que van desde los vestuarios (shitaku-beya) a la plataforma dohyō.
Hanazumō: Eventos de sumo cómico o shokkiri. Se suele realizar en torneos de exhibición y no implica cambios en la clasificación.
Haru basho: Torneo de primavera que see celebra en Osaka en el mes de marzo.
Hatsu basho: Torneo de Año Nuevo que se celebra en Tokio en el mes de enero.
Heya: Lugar donde los luchadores practican a diario. Los luchadores de categorías inferiores también viven allí.
Higashi: Este (punto cardinal). Es la más prestigiosa de las dos partes del banzuke.
Hon-Basho: Ver Basho.
Hoshitori-hyo: Un cuadrante usado para anotar el récord de cada luchador.
Ichimon: Un grupo de heyas con relación entre sí.
Intai: Retirada de la competición en activo.
Jonidan: La quinta categoría del sumo.
Jonokuchi: La sexta categoría del sumo. Es el nivel más bajo de todas las divisiones.
Jungyo: Sumo de exhibición que se realiza por diferentes zonas de Japón. Los combates de un Jungyo no tienen efecto en la clasificación.
Jun-yūshō: Subcampeón del torneo.
Jūryō: La segunda división del sumo y primera de las dos categorías asalariadas.
Kadoban: Se dice que un ozeki está kadoban si perdió ocho o más combates en el torneo anterior. Un segundo make-koshi sucesivo le relegará al grado de sekiwake. Pero si consigue diez victorias en el siguiente torneo, volvería al rango de ozeki.
Kachi-koshi: Finalizar un torneo con mayoría de victorias. Ver make-koshi.
Kanto-shō: Premio al espíritu de lucha que se da a un luchador por debajo de la categoría de ozeki.
Kensho o kensho-kin: Dinero que se entrega a los luchadores en sobres después de ganar un combate.
Keshō-mawashi: Delantal tradicional usado por los luchadores durante la ceremonia de entrada.
Kimarite: Nombre con que se conoce el grupo de técnicas oficiales empleadas para derrotar al contrario.
Kin-boshi: Una «estrella dorada» que un luchador del rango de maegashira recibe por vencer a un yokozuna. Contabiliza en los cálculos de su salario de retiro.
Kinjite: Conjunto de técnicas prohibidas en el sumo. Su empleo hace que el luchador pierda el combate.
Koen: Un torneo de exhibición realizado fuera de las fronteras de Japón. Normalmente suele hacerse gracias a la invitación de otro gobierno.
Koen-kai: Grupo de aficionados que patrocinan oficialmente a un determinado luchador. Celebran fiestas en honor de su patrocinado y le proveen de kesho-mawashi, entre otras cosas.
Kokugikan: El estadio de sumo de Tokio situado en el barrio de Ryogoku, considerado como el coliseo del sumo. Es un magnífico lugar para celebrar los torneos oficiales, ceremonias de retirada, campeonatos de sumo amateur y también se alquila para realizar otros eventos. Tienes más información en Japonismo sobre el Kokugikan.
Komusubi: El último de los cuatro rangos del sanyaku, por encima de maegashira y por debajo de sekiwake.
Eduardo con los luchadores de sumo georgianos Tochinoshin (tercer europeo en ganar un torneo, en enero de 2018) y Gagamaru, cuyo rango más alto alcanzado fue el de komusubi (Imagen: Eduardo de Paz)
Kuroboshi: Estrella negra. Término que indica una derrota.
Kyōkai: Asociación Japonesa de Sumo que se encarga de la administración de este mundo. La Nihon Sumō Kyōkai, en su nombre completo, se encuentra bajo los auspicios del ministerio de educación.
Kyūshū basho: Torneo de Fukuoka, en la isla de Kyushu. Se celebra en el mes de noviembre.
Maegashira: El rango más extenso de la división principal (Makuuchi). Se encuentra por debajo del rango de komusubi.
Mage: Ver Chon-mage.
Make-koshi: Terminar un torneo con más derrotas que victorias. Ver kachi-koshi.
Makushita: Tercera división del mundo del sumo y primera de las categorías no asalariadas. Pasar de makushita a jūryō es el sueño de todo luchador.
Makuuchi: Es la división principal del sumo. Comprende los rangos de yokozuna, ozeki, sekiwake, komusubi y maegashira.
Masuseki: Grupo de asientos de estilo japonés para cuatro personas en un estadio de sumo. Están situados en la parte principal del pabellón.
Mawashi: Cinturón que se usa durante la práctica y en competición. Los luchadores de jūryō y categorías superiores tienen uno blanco para entrenar y varios de seda de diferentes colores para competir. Los luchadores de categorías inferiores siempre usan uno de algodón negro.
Mono-ii: Reunión entre los jueces de pista y el árbitro para discutir el resultado de un combate. Se discute tanto si el árbitro escogió al vencedor correcto como si debe celebrarse el combate de nuevo.
Nakabi :Octavo día de competición o ecuador de cualquier torneo de sumo.
Nakizumo: Festival de sumo de más de 400 años de antigüedad en el que se intenta hacer llorar a bebés.
Nagoya basho: Torneo de Nagoya que tiene lugar el mes de julio.
Natsu basho: Torneo de verano que se celebra en Tokio en el mes de mayo.
Nihon Sumō Kyōkai: Ver Kyōkai.
Nishi: Oeste (punto cardinal). Es la menos prestigiosa de las dos partes del banzuke.
Nobori: Estandartes de colores colocados en el exterior del pabellón. Tienen los nombres de todos los sekitori y la heya a la que pertenecen.
Oicho-mage: Moño ornamental que llevan los luchadores de categorías jūryō o superior. Se asemeja a un abanico al final del moño. Sólo se usa para combatir y en circunstancias especiales.
Okamisan: Normalmente es la esposa del oyakata principal. Es una persona muy importante porque maneja todos los quehaceres diarios de la heya.
Oyakata: Director de una heya o entrenador principal, a veces traducido como «maestro». Es la persona que entrena y cuida de todos los luchadores que viven en dicha heya. Muchos luchadores que se retiran pasan a ser oyakata.
Ōzeki: «Campeón». Rango inferior al de yokozuna y segundo en importancia en el mundo del sumo. Este rango no se puede obtener simplemente combatiendo, sino que tiene que otorgarlo la Asociación de Sumo o Kyōkai.
Renshō: Victorias consecutivas.
Renzoku yūshō: Ganar yūshō o torneos consecutivos.
Rijichō: El Presidente de la Asociación de Sumo.
Rikishi: Un luchador. Se usa de forma más frecuente que sumotori.
Sandanme: Cuarta división del sumo y segunda no asalariada. Está entre makushita y jonidan.
San-shō: Premio. Se dan tres galardones especiales a los luchadores por debajo de la categoría de ozeki por una buena actuación. Ver gino-shō, kanto-shō y shukun-shō.
San’yaku: Literalmente «los tres rangos», ya que antiguamente no existía el rango oficial de yokozuna. Comprende los grados de komusubi, sekiwake, ozeki y yokozuna.
Sekitori: Un luchador que está en el nivel de jūryō o superior.
Sekiwake: El rango del sanyaku inmediatamente por encima de komusubi y por debajo de ozeki.
Senshūraku: El día final de un torneo oficial de sumo.
Shiko: Golpear en el suelo con cada pierna. Se usa como calentamiento antes de los combates y en las prácticas. Es, posiblemente, una de las poses más famosas del sumo.
Shikona: El «nombre de guerra» de un luchador.
Shiranui: Un estilo usado en la ceremonia yokozuna dohyō-iri que consiste en tener levantados ambos brazos mientras el campeón se levanta tras estar en cuclillas. Es menos habitual que el otro estilo del dohyō-iri. Ver unryū.
Shiroboshi: Estrella blanca. Símbolo que indica una victoria.
Shitaku-beya: Los vestuarios de los rikishi. Ver Hanamichi.
Shokkiri: Sumo cómico en eventos llamados hanazumo. Se permiten técnicas prohibidas y se hace sólo en eventos de exhibición, como forma de atraer al público al sumo.
Shonichi: Primer día de un torneo oficial de sumo.
Shukun-shō: Premio a la actuación destacada que se le da a un luchador por debajo del rango de ozeki.
Sumotori: Un rikishi o luchador. No es el término más usado, aunque a menudo hay quien piensa que sí, sobre todo en personas no japonesas no muy conocedoras del sumo.
Tachi-mochi: El portador de la espada en la ceremonia yokozuna dohyō-iri.
Tawara: Balas de paja encajadas en el dohyō para marcar los límites del ring.
Tennō-shihai: Copa del emperador. Es el trofeo que se le da al ganador de un torneo. Su entrega es simbólica porque la copa es propiedad de la Asociación de Sumo o Kyōkai.
Torikumi: Listado de los combates de la jornada.
Eduardo con el torikumi de la jornada en la mano, tanto en kanji como en romaji
Torinaoshi: Un nuevo combate tras el final del anterior. Se solicita cuando el combate ha sido tan ajustado que los jueces no se ponen de acuerdo en designar al vencedor.
Toshiyori-kabu: Licencia otorgada por la Asociación de Sumo o Kyōkai para poder ser oyakata y permanecer en el mundo del sumo tras la retirada. Sólo hay 105.
Tōzai: El sistema por el cual los luchadores se dividen en divisiones este y oeste.
Tsukebito: Asistentes de los luchadores de jūryō o superiores.
Tsuna: Cinturón trenzado de lino blanco que llevan los yokozuna para la ceremonia del dohyō-iri.
Tsuyu-harai: Acompañante en la ceremonia del yokozuna dohyō-iri.
Unryū: Un estilo usado en la ceremonia yokozuna dohyō-iri en el cual el gran campeón lentamente desliza los pies que tiene extendidos hasta juntarlos con un solo brazo extendido. Ver shiranui.
Yagura: Torre exterior de 16 metros de altura desde donde se anuncian el inicio y el final de los combates con toques de tambor.
Yaochō: Combates amañados en el que un luchador permite ganar al contrario.
Yobidashi: Asistentes que se encargan de todas las tareas que rodean a un torneo. Entre ellas están barrer el dohyō, portar los estandartes, enunciar los nombres de los rikishi antes de cada combate, tocar los tambores, etc.
Yokozuna: Gran campeón. Es el grado más importante del mundo del sumo y nunca se pierde una vez otorgado. Debe de ser otorgado por la Asociación o Kyōkai por méritos excepcionales, normalmente tras ganar dos torneos consecutivos cuando se tenía el rango de ozeki.
Yumitori-shiki: La danza del arco que se realiza al final de los combates de cada día.YūshōEl título de ganador de un torneo.
Zabuton: Almohadilla para los asientos.
Zensho yūshō: Ganar un torneo sin conocer la derrota.
Kakuryu con su primer yusho o Copa del Emperador (Foto: Martina Lunau)
Esperamos que con este extenso artículo sobre sumo hayas disfrutado. Y que te animes a ver algún combate en tu próximo viaje a Japón ¡o incluso a asistir a algún entrenamiento!
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Empecé a interesarme seriamente por el mundo del sumo en 1997 y gracias a internet descubrí no sólo un deporte apasionante sino también una cultura, la japonesa, que me tiene cautivado desde entonces. Mi obsesión por hacer llegar a los demás mi pasión por el sumo me ha llevado a crear una página web (www.leonishiki.com), un blog de sumo (sumojapones.wordpress.com), escribir y traducir artículos para la revista Sumo Fan Magazine (www.sumofanmag.com), colaborar con la cadena de televisión Eurosport en sus transmisiones e incluso me atreví a escribir el libro "Sumo, la lucha de los dioses", el único escrito en español sobre este tema. Y ahora estoy también en Japonismo. ¿Podré con todo? Si hombre, como no.