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Las onigawara (鬼瓦, literalmente «teja de ogro») son unas tejas decorativas que se colocan en los extremos de los aleros en los tejados tradicionales japoneses. En tus viajes por Japón las verás con frecuencia en los tejados de los templos budistas, aunque también en castillos, residencias de estilo tradicional y hasta en algunos santuarios sintoístas.
Normalmente estas tejas muestran el rostro temible de un ogro japonés (oni), de ahí su nombre. Aunque también pueden mostrar otros motivos, como blasones familiares, flores o alguno de los sietes dioses de la buena fortuna, así como otras imágenes budistas.
Preciosa teja onigawara en el templo Sanzen-in de Ohara, al norte de Kioto
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El término kawara se usa para referirse a las tejas de cerámica que llegaron a Japón de la mano del budismo en el siglo VI. En aquellos momentos, hubo una gran necesidad de construir grandes templos budistas para dar forma y fuerza al establecimiento de esta religión en Japón.
Por todo ello llegaron desde China y la península coreana diseños y estructuras arquitectónicas varias. Un ejemplo concreto son las tejas de cerámica —aunque a veces pueden ser de piedra o hasta de madera—, que comenzaron a colocarse en los extremos del alero del tejado principal.
Teja onigawara en un templo de Sakamoto, a los pies del monte Hiei
Durante los periodos Nara (710-794) y Heian (794-1185) estas tejas estaban decoradas con otros motivos diferentes a estos ogros que hemos mencionado. Lo común, entonces, era que tuvieran motivos relacionados con flores y plantas. De hecho, el ejemplo de teja más antigua se encontró entre el templo Horyu-ji en Nara y estaba decorada con una flor de loto.
Se cree que el cambio de diseño se dio a partir del periodo Kamakura (1185-1333), momento que marcó el fin de la corte Heian y la llegada al poder de los samuráis con el primer shogunato en Kamakura.
Teja antigua expuesta en el museo del castillo de Himeji con el blasón kiri-mon (flor de paulonia)
En ese momento, la figura del ogro u oni empezó a popularizarse como diseño de las tejas, influido por las oni-ita, unas tablas pintadas con la cara de un oni que se usaban para detener goteras. Estas tablas adquirieron una forma más tridimensional y dieron forma a las onigawara actuales.
Fantástica teja onigawara en el templo Daitoku-ji de Kioto
Función y tipos de onigawara
En un principio, la función de las tejas era justamente proteger los tejados y aleros de los efectos de la lluvia. Al instalarse en los extremos de los aleros, evitaban que la lluvia se colara por las esquinas del tejado y creara goteras y humedades.
Con el tiempo, se convirtieron en una especie de amuletos de protección, para alejar todo mal. Y, en muchos casos, también fueron un auténtico símbolo de prosperidad y riqueza, además de un elemento decorativo muy distintivo de los tejados japoneses.
Tejas onigawara con un diseño de la rueda del dharma en el templo Enmyo-ji de Matsuyama
Como curiosidad, estas tejas reciben el nombre de onigawara independientemente de si muestran el rostro de un oni o no. Sea cual sea su diseño, actualmente su nombre siempre es onigawara.
Así, las tejas con diseños de flores y plantas, blasones o dioses, populares en otros momentos de la historia, también reciben el nombre de onigawara.
En los alrededores de las tejas onigawara a menudo verás tejas circulares llamadas gatō. Estas tejas circulares suelen estar decoradas con el blasón familiar o con algún diseño de flores, plantas o animales muy característico.
Teja onigawara con un diseño de flor, típico del periodo Heian, en el templo Sanzen-in de Kioto
Kyogawara: Las tejas de Kioto
Pasear por los distritos de conservación histórica de Kioto es como viajar en el tiempo. Es un placer para los sentidos y, a menudo, es difícil quedarse con todos los detalles que esconden sus calles.
Entre esos detalles destacan las tejas kyogawara, producidas en Kioto con arcilla de la zona de Higashiyama, específicamente de los alrededores del templo Chisaku-in. Esta arcilla se pule siguiendo un método llamado migaki antes de cocerla y ahumarla, siguiendo un método llamado ibushi.
Teja kyogawara en el templo Kennin-ji de Kioto
De esta manera, se consigue un brillo especial y único que recibe el nombre de «plata ahumada». El lustre tan especial de estas tejas es una de las características más distintivas de las tejas kyogawara y de los tejados tradicionales de Kioto.
Las tejas se usaban principalmente en los templos budistas de la ciudad. Pero en el periodo Edo (1600-1868) los tejados de tejas reemplazaron los tradicionales tejados de paja y las tejas kyogawara pasaron a decorar también las residencias y casas privadas.
Teja onigawara en el templo Sanzen-in de Ohara, al norte de Kioto
En ese momento, Kioto se convirtió en un gran centro productor de tejas decorativas. De hecho, si visitas Kioto en la actualidad podrás ver este tipo de tejas en templos, santuarios, machiya y casas tradicionales de la ciudad.
Si te interesa el mundo de las tejas de Kioto, puedes visitar Asada Kawara, una fábrica especializada en tejas onigawara, así como otros elementos decorativos como estatuillas shoki y tejas de los cuatro dioses.
Asada Kawara sigue los métodos y técnicas tradicionales y realiza sus tejas a mano. Por eso, sus tejas se usan para la restauración de edificios históricos como el templo Nanzen-ji o el templo To-ji. En la actualidad, está regentada por Akihisa Asada, artesano de tercera generación.
Tejas onigawara en edificios históricos del barrio de Higashiyama en Kioto
Tejas Sanshu Onigawara
A pesar de que las tejas de Kioto tienen gran fama en todo Japón, la mayor región productora de este tipo de tejas se encuentra en la prefectura de Aichi, cerca de Nagoya. La zona situada entre las ciudades de Hekinan, Anjo y Takahama, que en el pasado recibía el nombre de Sanshu, es responsable del 70 % de la producción de tejas de Japón.
La región se alzó como gran productora de tejas onigawara a comienzos del siglo XVIII, cuando Yoshimune Tokugawa promovió los tejados de tejas. La región tenía arcilla de gran calidad, perfecta para la elaboración de tejas. Y además en mucha cantidad, por lo que la industria creció rápidamente.
Teja onigawara en el templo Enmyo-ji de Matsuyama
Esta arcilla, al hornearse a temperaturas altas, adquiría un color plateado oxidado muy característico, muy parecido al de Kioto, llamado «plata ibushi«, que la hizo muy popular en la época. Y además, por su situación, las tejas se podían transportar fácilmente hasta Edo (actual Tokio).
En la actualidad, toda esta zona sigue elaborando tejas, así como otro tipo de productos relacionados (como tejas de los cuatro dioses o estatuas shoki) usando materiales y técnicas tradicionales.
Teja vista por detrás, desde el mirador del castillo de Inuyama
Otros elementos decorativos en los tejados
Durante tu viaje por Japón, fíjate bien en los distintos elementos de los tejados, porque las tejas onigawara no son los únicos elementos distintivos de los tejados tradicionales japoneses.
Además de onigawara de diseños diferentes, puedes ver pequeñas estatuillas encima de la puerta de entrada y varios animales; algunos protegen los puntos cardinales, otros, protegen del fuego. Te los mostramos todos a continuación.
Estatuas shoki: En los tejados de Kioto
Si has visto la serie Makanai: La cocinera de las maiko o has paseado por las ciudades de Kioto y Nara, habrás visto unas pequeñas estatuas en el tejado de las casas tradicionales.
Se trata de las estatuas shoki, que normalmente están situadas debajo del alero, en la zona cercana a la puerta de entrada. Están hechas con el mismo material y técnicas de producción que las tejas onigawara. Y se colocan allí para proteger la casa de los malos espíritus y así evitar cualquier tipo de desastre.
Shoki en la entrada de una casa tradicional del barrio de Gion
Shoki es un popular dios taoísta de origen chino que se cree que es más poderoso que cualquier demonio y ogro. Y, por lo tanto, es capaz de proteger de cualquier mal, motivo por el que se coloca a la entrada de las casas, sobre todo en la región de Kansai. Dado que está hecho con los mismos materiales que las tejas, puede situarse en el exterior ya que soporta todas las inclemencias del tiempo.
La razón por la que son tan típicas en la región de Kansai la encontramos en una historia local. Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, abrió una farmacia en la calle Sanjo de Kioto, decorada con una teja onigawara preciosa.
Estatua shoki en el tejado de una tienda de Sannenzaka en Kioto
Curiosamente, tras la apertura de la farmacia la familia que vivía en la casa de enfrente comenzó a enfermar y se creyó que era porque lo malo rebotaba en la teja onigawara de la farmacia y se colaba en aquella casa.
Para evitarlo, esta otra casa colocó una estatua de Shoki, confiando en que sería más fuerte que el ogro de la onigawara. La enfermedad desapareció de la casa y, a partir de ese momento, las estatuas de Shoki se popularizaron en la región como fuerte amuleto para alejar el mal y las desgracias.
En la actualidad, puedes ver muchas pequeñas estatuas de Shoki por las calles de Kioto, así como estatuas de Otafuku, que con su amable sonrisa reparte buena fortuna y prosperidad a todos los vecinos.
Estatua de Shoki en la zona de Shirakawa, Kioto
Tejas Shijin: Los cuatro dioses de los puntos cardinales
Otro tipo de tejas decorativas que a menudo puedes ver de paseo por distritos de conservación histórica de Japón son las llamadas «tejas de los cuatro dioses«.
Los cuatro dioses son cuatro figuras importantísimas en el antiguo sistema de astrología y geomancia chino que llegó a Japón a través de la península coreana e influyó directamente en las prácticas y creencias Onmyodo.
El Onmyodo es un sistema de adivinación, almanaque y astronomía que se basa en las filosofías chinas del yin y el yang y de los cinco elementos.
Dragón azul del este (Seiryu) en uno de los laterales del balneario Dogo Onsen Honkan
Los cuatro dioses son cuatro criaturas mitológicas o bestias divinas que se consideran guardianas de los cuatro puntos cardinales. Son los siguientes:
Dragón azul del este (Seiryu).
Pájaro bermellón del sur (Suzaku).
Tigre blanco del oeste (Byakko).
Tortuga negra del norte (Genbu).
Además, el cuarteto de dioses puede estar acompañado de un quinto dios más: el Dragón amarillo (Koryu), dios guardián del centro.
Cada uno tiene sus propios rasgos e historia propia y, además de asociarse a un color, representan otros aspectos importantes como una estación del año, uno de los cinco elementos, una virtud, etc.
Pájaro bermellón del sur (Suzaku) protegiendo el templo Enmyo-ji de Matsuyama
Shachihoko: amuleto contra el fuego
En la cima de muchos castillos, así como de varios templos y otros edificios de madera verás la característica forma de la shachihoko, una criatura mítica del folclore japonés.
Tiene cuerpo de carpa y cabeza de tigre y sus aletas y cola siempre apuntan al cielo. Supuestamente puede invocar la lluvia y lanzar agua por la boca, por lo que se cree que protege los edificios de los incendios. Por ello, suelen encontrarse en los tejados de construcciones de madera y casi siempre en pareja.
Famosas shachihoko doradas en la cima del castillo de Nagoya
Se cree que las shachihoko se popularizaron durante el periodo Muromachi (1333.1573) y, además de un amuleto protector contra los incendios, se convirtieron también en todo un símbolo de estatus. Hoy, hay shachihoko de distintos tamaños y aunque la creencia pueda estar ahí, su función es meramente decorativa.
Unas de las shachihoko más conocidas de todo Japón son las que se encuentran en la cima del castillo de Nagoya. Se las llama «kin shachi» o shachihoko doradas, porque están recubiertas de pan de oro y son muy imponentes: la shachihoko masculina mide 2,62 metros, mientras que la femenina mide 2,58 metros.
Reproducción de una de las shachihoko doradas del castillo de Nagoya
Otras shachihoko de interés son las del castillo de Himeji. Hay un total de 11 estatuas de shachihoko en los tejados de la torre principal, así como algunas más pequeñas situadas encima de las tejas onigawara de las distintas torres del castillo.
Las dos shachihoko situadas en la cima de la torre principal son las de mayor tamaño y se han ido cambiando en distintos trabajos de restauración del castillo. En el exterior del castillo puedes ver expuestas shachihoko de distintos periodos de la historia.
Shachihoko del castillo de Himeji de los periodos Meiji, Showa y Heisei
Luego hay varias estatuas de shachihoko repartidas por toda la ciudad, demostrando firmemente que Himeji es una auténtica «ciudad castillo», es decir, una ciudad que creció alrededor de su castillo.
Puedes hacer fotos a las shachihoko del parque Shiromidai, con la torre principal al fondo. O ver las estatuas más pequeñas de la avenida Otemae, el parque Unga o la zona de la biblioteca Jonai, por ejemplo.
Shachihoko del parque Shiromidai, con el castillo al fondo
Finalmente, en el castillo de Himeji también es interesante fijarse en las tejas onigawara de todo el complejo. Están decoradas con el blasón de la familia del castillo y hay hasta ocho diseños diferentes que muestran las obras de reparación y construcción que hizo cada señor del castillo en el pasado.
Shachihoko pequeñas encima de tejas onigawara en el castillo de Himeji
Shisa: Típico de Okinawa
El shisa (a veces, shiisa) es un animal mitológico de la cultura de las islas Ryukyu, en la actual Okinawa. Al igual que los leones komainu, que encontrarás en la entrada de templos y santuarios, el shisa es una evolución local de los leones guardianes chinos. Por ello, tienen una curiosa forma entre león y perro.
En Okinawa los verás por todas partes, pero son especialmente populares en los tejados y entradas de las casas y edificios de la región, pues se creen que protegen de todo mal.
Normalmente los verás en parejas. El shisa de la izquierda tendrá la boca cerrada, manteniendo así la buena fortuna en el interior de la casa. Y el shisa de la derecha tendrá la boca abierta, alejando los malos espíritus de la casa.
Dos shisa en el tejado de una tienda de Naha
Como curiosidad, si en la gran mayoría de sitios los shisa van siempre en pareja, en la isla de Taketomi sólo verás uno en cada tejado. Y siempre con expresiones muy curiosas y diferentes.
Dado que se hacen con restos de tejas y materiales de la construcción del tejado, no hay dos iguales. Es divertido pasear por la isla e ir fijándote en las distintas expresiones y diseños de sus shisa.
Shisa solitario en una casa tradicional de Taketomi
Durante tu próximo viaje a Japón, fíjate bien en los tejados tradicionales… ¡que no se te escape ni un detalle!
Licenciada en Traducción e Interpretación con inglés y japonés (UAB) con estudios especializados en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto (KUFS) y Máster en Estudios de Asia Oriental (UOC). En la actualidad es cofundadora y directora de Japonismo, medio especializado en Japón líder en español donde escribe artículos sobre Japón y copresenta los pódcasts "Japón a Fondo" y "Japonesamente" centrados en cultura japonesa y viajes a Japón. Además, ha publicado dos libros "Japonismo. Un delicioso viaje gastronómico por Japón" y "Japón en imágenes" (Anaya Touring). Laura imparte clases de literatura japonesa, turismo, gastronomía japonesa, business en Japón y arte japonés en el Curso de Especialización en Estudios Japoneses (CEEJ) y ha impartido varios cursos en distintas organizaciones como el curso "Japón y las cuatro estaciones" en Casa Asia, la masterclass sobre "Protocolo japonés" en la Universitat Ramon Llull (Blanquerna) o el curso de digitalización de competencias para el grado de Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Málaga.